GOLES TRAS LAS REJAS

En la cárcel de Punta de Rieles, la selección de presos locales recibió al Centro Cristóbal Colón Universitario para jugar un partido. Sin policías a la vista, el deporte, el trabajo y la religión son el camino que eligen los presos para rehabilitarse. En el Comcar «todo era droga, droga, droga” pero en esta cárcel «muchos pudieron salir». “Venimos para divertirnos y sacar la cabeza de donde estamos”, dijo un interno a 180. El viernes 2 de noviembre los jóvenes de Colón llegaron sobre las 13:30 al centro carcelario. Tras el cacheo policial, los futbolistas que habitualmente juegan en la Liga Universitaria se cambiaron en la sala de aparatos de la cárcel y salieron al campo de juego donde los esperaba el equipo local y una tribuna compuesta por alrededor de 50 reclusos.

La actividad fue organizada por uno de los dos profesores de educación física de la cárcel, Mauro Sorrentino, quien desde abril trabaja cuatro días a la semana en Punta de Rieles y además juega en el equipo de Colón. «Hemos hecho juegos recreativos, juegos cooperativos y actividades lúdicas. Los días de lluvia armamos algún teórico sobre ética en el deporte, liderazgo y mostramos videos de hazañas de deportistas de élite y del fútbol uruguayo”, contó Sorrentino a 180.

Cada sector de la cárcel tiene una sesión semanal de educación física. Puede participar quien quiera, “siempre guiándose por una serie de pautas de funcionamiento y normas de conducta que sí o sí tienen que respetarse”, explicó el profesor.

De los 700 presos que hay en Punta de Rieles, 420 participan de las clases de educación física.

Los reclusos saben que durante el partido se tienen que portar bien. “Se autorregulan”, aseguró Guzmán, uno de los supervisores penitenciarios. “Saben que el que se porta mal en la parte de deportes va a dejar de hacer deportes”, por lo que “no hay que decirles ninguna norma de conducta”, explicó.

De 180.com

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