RAUL ESPINOZA: “La Fiesta de la Patria Gaucha ha sido una escuela para mi”

Estaba allí en el fogón de “Lazo, Rienda y Boleadora”, un nombre para una sociedad tradicionalista que con solo nombrarla uno siente aire de campo oriental, y Espinoza estaba ahí, algo así como “capataz de fogón”. Cara curtida por el tiempo, peón de campaña, hombre de atravesar veranos e inviernos con su oficio, me recuerda lo que una vez escribió Washington Benavides, refiriéndose a nuestros criollos “ahí están, los que hicieron la patria y nunca pidieron nada”, ahí estaba Espinoza. Nos habló de “su fogón y de su Sociedad”, del proceso de construcción, de las piedras, de la diligencia y nos comentó que tiene a cargo “dos cocineros” y que tiene “mucha pretensión de atender a la gente, la consigna mía es atender a toda la gente, toda la comida a la hora, la prolijidad en el fogón”.

– Su nombre completo.

Raúl Espinoza, de la Sociedad Lazo, Rienda y Boleadora.

– Donde vive Ud?

En Curtina

– ¿A que se dedica?

Y alambro, hago tareas y hago ranchos, pero mi oficio es de alambrar.

– ¿Hay trabajo para los alambradotes?

Si hay, lo que pasa que la gente no quiere… si es invierno es bravo y en verano estos calores son agobiantes. Pero ahora con este rubro nuevo que descubrí de piedras, capaz que me dedique a trabajar en la piedra, porque hallo que es un trabajo más suave, a pesar del peso de las piedras, pero es un trabajo más suave en cuanto al horario de trabajo, el horario lo pone uno.

-¿Y la piedra que aquí vemos en esta reconstrucción, ¿dónde la sacaron?

No. Esta piedra la sacamos de una tapera que nos dio un hombre de Rincón de los Machados, que donó para la Sociedad. Pero como no nos alcanzó, otro hombre, Ferreira que también es de Curtina nos donó el resto, porque tenemos diez camiones de piedra acá.

– ¿En cuántos días armaron esta estructura?

Llevamos como veintisiete días para dejar todo pronto. Porque nos embromó el temporal, tuvo esto todo bajo de agua. No nos dañó nada, pero siempre hay un contratiempo por el barro o por la lluvia mismo, no se pudo trabajar dos días, sino hubiéramos llegado sin tener tanto apuro.

– ¿Su edad?

57 años.

– Aquí en el fogón vemos una diligencia, ¿cómo la consiguieron?

Es del departamento de Cerro Largo, del museo de Melo. Fue de intendente a intendente. De Cerro Largo vinieron dos, el mismo camión que trajo una trajo la otra, una para la sociedad A Poncho y Espuela que es de allá y esta para acá.

– Veo un fusil y otros implementos antiguos, ¿cómo se consigue esto?

Hay gente encargada para eso, porque cada uno de los integrantes de la sociedad se dedica a tal cosa. Todo esto está documentado, por ejemplo esa balancita se sabe de quien es, y después el lunes cuando termine la fiesta, hay que juntar todo y devolver.

– ¿Las rejas también son prestadas?

No, estas rejas son de la sociedad. Pero, seguro es muy dificultoso de encontrar, no? A través de los años que van concursando en la Patria Gaucha, se va facilitando y sabe donde se puede conseguir este material.

– O sea que la Sociedad tiene un acopio propio de cosas antiguas.

Si tiene, pero no tiene mucho. Estas cosas que se ven aquí, como la vitrola, son muy difícil de conseguir, a no ser en un museo no se consigue, porque es una antigüedad que hay que mantenerla así como está la diligencia. Y por ahí si empieza a viajar mucho, todos los años, el cuidado no es el mismo de una sociedad que otra y por ahí se le desprolija un poquito y ya la gente después no quiere prestar más.

– Todo tiene un significado, por ejemplo, este mostrador…

Este mostrador significa que cuando llegaba la diligencia, la gente pernoctaba acá, compraba en el almacén, se le daba la comida y arriba en el altillo es un dormitorio. Afuera está el lugar para dejar los caballos y también esta la herrería para hacer el mantenimiento de los caballos como herrar y afirmar los clavos de las herraduras de los caballos. Y el otro día ya marchaban.

– ¿A quien se le ocurrió la idea de hacer esta reproducción de la Posta de las Lavanderas?

Hay un encargado, un historiador que se tiene que encargar de eso, basado a la época que nos exige el jurado. La idea fue de un muchacho, muy joven pero muy talentoso, Camelo Peraza. Y por ahí surgió esta idea y después congeniaron todas las ideas dentro de la comisión y se resolvió hacer esto.

– ¿Cuánto gente trabajó en la construcción de este fogón?

Yo vine con seis personas, pero después hubo que contratar más por el asunto del tiempo que no ayudaba y había que llegar y llegar. Unas diez o doce personas trabajaron, pero ya lo último. La piedra la tuvimos que ir a buscarla nosotros, y eso lleva tiempo, cargando a pulmón, todo cargado a pulso, nada cargado a máquina.

– La Sociedad Lazo, Rienda y Boleadora por ¿cuántas personas está integrada?

De la Comisión son siete u ocho, entre los que trabajamos súmele unos diez más y después hay más de doscientas personas durante el día.

– ¿Cómo se maneja para dar comida aquí en el fogón?

Yo tengo dos cocineros, antes cocinaba yo, pero – yo ya tengo veinte años acá – y ya que como uno se entra a acobardar, por el calor del fuego, y yo tengo mucha pretensión de atender a la gente. La consigna mía es atender a toda la gente, toda la comida a la hora, la prolijidad en el fogón, no me gusta que la gente esté esperando para comer, todo esa clase de cosas que son detalles y a mi no me gusta que se le pase al cocinero. Ahora solo estoy cocinando para los concursos de comidas, ahí cocino yo.

– La sociedad también incluye a jinetes y a tropillas.

La tropilla la trae la sociedad contratada. La sociedad pone dos o tres jinetes y lo demás corre por cuenta del tropillero. Este año se tiene un buen nivel de jinetes, pero por ahí no se encuentran con los caballos. José Luis dos Santos de Ansina tuvo una vuelta de honor, un hombre que anda muy bien, tiene muchos problemas, fue quebrado dos veces, pero es un hombre que sale a batallar en el ruedo, es uno de los pocos que van quedando sin miedo, a pesar que es un hombre veterano. Los premios van a estar muy repartido porque no hay ninguna Sociedad que resalte con mayor puntaje, donde alguna se escape con cuatro o cinco puntos ya se puede saber que puede ser la ganadora. Para la acumulación de puntos van todas entreveradas en el puntaje.

– Observando los fogones se encuentran diferencias.

Eso es la opinión de la gente. Yo como fui el que lo construí no me atrevo a decir, porque nosotros entre las sociedades somos todos amigos y sería un atrevido de decir “nosotros somos los primeros”, porque dependemos de un jurado y por ahí peco.

– Se siente amigo de los integrantes de otras sociedades.

Los rancheros nos sentimos amigos cuando armamos los ranchos, porque es la fiesta de nosotros, porque todos los días nos estamos viendo, nos prestamos una cosas, motosierra, hacha… no tenemos distinción.

– Organizar todo esto tiene su costo.

Si, con doscientos mil pesos que Ud. tenga de fondo en la Sociedad para arrancar la Fiesta de la Patria Gaucha, no le da. Para que tenga una idea, ganando la primera vuelta y el premio mayor uno sale a la plata. Porque tiene costo de personal, costo de mantención y un montón de cosas que después de estar metido acá si le falta una madera como a nosotros nos faltó, tenemos horcones que a último momento mandamos a hacer a cuatrocientos pesos cada uno o sea que cinco o seis mil pesos se le va en la mitad de un camión, los chapones que hay que comprar sale un montón de plata.

– Una vez finalizada la fiesta, se desarma rápidamente todo.

Si el lunes, lamentablemente, empezamos a desarmar todo.

– La sede de la Sociedad ¿dónde está?

En Cerro Chato, en la Ruta 43 antes de llegar a San Gregorio.

– Espinoza, Ud. con 20 años de estar acá, ¿que siente y qué es para Ud. la Fiesta de la Patria Gaucha?

La Fiesta de la Patria Gaucha ha sido una escuela para mí. A pesar que tengo cincuenta y siete años, soy totalmente huérfano de sabiduría, no tengo estudio, fui solo hasta tercer año de escuela. Y la escuela, una de las mas grande para mi, fue esta. La Fiesta significa mucho para mí. Y la juventud tendría que ponerse las pilas y ponerse a pensar que es la Patria Gaucha, porque es la manera de hermanarse el uno con el otro.

Por eso le tengo cariño a la Patria Gaucha, me dolería mucho el día que la sacaran de acá, porque si la sacan de acá para que marche tendrían que cambiarle de nombre. Porque ya deja de ser con el espejo que tiene de la Laguna, eso está identificando lo que es la Fiesta de la Patria Gaucha.

 

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LAZO, RIENDA Y BOLEADORA: “Posta de las Lavanderas”

En la edición 2012 de la Fiesta de la Patria Gaucha, esta Sociedad Tradicionalista presentó como tema central de su fogón una posta de diligencias:

Breve reseña histórica: A mediados del Siglo XX nuestro país experimenta un rápido crecimiento demográfico debido a la inmigración europea; este fenómeno sumado a una política de los gobiernos de la época que buscaban una mayor productividad del territorio, dieron como resultado un aumento de población en los asentamientos del interior. Ello promueve una mejora en los medios de transporte y es así que como iniciativa de los vecinos de Minas aparece la primera frecuencia de diligencia que existió en nuestro país. El servicio se inauguró en diciembre de 1952 y era propiedad de una sociedad anónima “Emulación” presidida por el señor Dionisio Ramos, que unía Montevideo con Minas y tenía una frecuencia de un viaje de ida y vuelta por semana.

La empresa “Amigos del Progreso” estableció la segunda frecuencia uniendo Montevideo con San José. La entrada a San José del viaje inaugural se hizo por la que hoy es la calle 18 de Julio, tirada por 8 caballos tordillos, prestados por Francisco Larriera. La llegada, pausada y ceremoniosa, fue acompañada por el estallido de media docena de cohetes voladores.

Las dirigencias se van afianzando en las zonas relativamente cercanas a la capital, mientras que en el norte lejano se usan las llamadas postas de postillones. Al cabo de siete años la compañía “Amigos del Progreso” fue disuelta para formar parte de la empresa naciente “Mensajerías Orientales”. Esta empresa había acumulado un capital que ascendía a15 carruajes, unos 1.000 caballos y galpones en Las Piedras, Rosario, Porongos y Mercedes, lo que da una pauta de la prosperidad del negocio.

El primer contrato de “Postas de Diligencias” se firma en mayo de 1860. Estas postas brindaban mayor comodidad a los usuarios de las diligencias. Los territorios al sur del Río Negro fueron atendidos por las diligencias de la “Compañía de Mensajerías Orientales”, mientras al norte del mencionado río se mantenía el sistema de postas de postillones, sustentados ambos sistemas en varias casas de posta ubicadas estratégicamente en sitios claves y a distancias adecuadas al relevo de los caballos destinados al servicio. A ese primer contrato se van sumando servicios en el resto del territorio hasta la firma del último en mayo de 1873, progresivamente renovado.

Con la aparición del ferrocarril en el último tercio del siglo XX, las postas de diligencia alcanzan los puntos de donde el ferrocarril no llegaba. Así siguen avanzando en los primeros años del siglo XXI, llegando a las poblaciones más alejadas de las vías férreas. Poco a poco las diligencias van cruzando el Río Negro y afianzándose en el norte del país.

  La idea de representar una posta de diligencias intenta transmitir, aunque sea en parte, lo que fue un servicio de vital importancia en el desarrollo económico y social de nuestro país, y que con el tiempo ha quedado relegado y tal vez en nuestros días no se le da la relevancia que se merece. En un momento histórico marcado por la expansión y el dinamismo poblacional y productivo, las diligencias acortaron distancias y llevaron el progreso a puntos alejados del territorio nacional. Ubicadas estratégicamente las “casas de postas” fueron un remanso en el camino brindando descanso al viajero y aportando diversos servicios a la zona en donde se ubicaban, sea como almacén de ramos generales, como centro de distribución de mercaderías y en ocasiones como sede del correo. Tal fue la importancia de estos emprendimientos, que en ocasiones originaron nuevos centros poblados como fue el caso de la localidad “Ecilda Paullier”, en el departamento de San José.

Como punto de partida para el diseño del fogón se tomó como referencia la “Posta del Chuy del Tacuarí” de los vascos Etcheverry. Cabe destacar que la representación no intenta ser una réplica de la mencionada posta, sino que se la toma como base por ser un ejemplo que se puede apreciar en nuestros días.

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Comisión directiva de “Lazo, Rienda y Boleadora”

Presidente: Alejandro Otegui; Vicepresidente: Daniel Núñez; Secretario: Jorge Pérez; Pro Secretario: Fernando Silveira; Tesorero: Pláceres Martínez; Pro Tesorero: Yamandú Cenoz; Vocales: Javier González, Osvaldo Rivera, Adolfo Peralta, José de León, Marito dos Santos, Ismael Borges, Sandra Araújo, Camelo Peraza, Sandra Quiroga, Pilar Permanyer, Sebastián Fanello y Rosario de León. Comisión Fiscal: Eliseo Martínez, Jacinto Larrachea y Eduardo Escoto.

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