MIRÁ UN AVIÓN / Por Danilo Arbilla

Sucedió hace mucho. Una “misión refinanciadora” compuesta por una decena de políticos y legisladores uruguayos más expertos y jerarcas del “ministerio de Hacienda”, se juntó en Washington con un compatriota ducho en cuestiones de bancos y organismos financieros para fijar la estrategia.

Estaban en la terraza del departamento del compatriota en el legendario edificio Watergate. Cada minuto y medio pasaba un avión con destino al cercano aeropuerto Nacional y cada vez que pasaban los visitantes levantaban la vista para mirarlos pasar. En un momento el dueño de casa les advirtió: «mientras los uruguayos nos distraigamos y levantemos la cabeza cada vez que pasa un avión seguiremos sin salir del subdesarrollo».

Me pasaba a mí allá en mi pueblo, hace más de 70 años, cuando pasaba un avión. Todos los niños corríamos como para alcanzarlo  señalando al cielo al grito de: «mirá un avión».

Hace unos días, estando en la terraza con mi bisnieto, paso un avión. Felipe, que dice muy pocas palabras, me miro entre sorprendido e interrogante y me  señaló el cielo. De hablar seguro me hubiera dicho: «Tata, mirá un avión».

El País informó el pasado jueves 18 que los vuelos que operaban en Carrasco cayeron de 147 a 7 frecuencias por semana. ¡Un avión por día! Se explica lo de Felipe: es más probable ver un cometa.

Muchas cosas han cambiado con la peste como todos lo comprobamos día a día.  Una buena cantidad se reencauzarán; otras no y pasaran a ser historia. Si no lo entendemos, se hará muy difícil. Todos debemos asumirlo y más los dirigentes políticos; aunque sean de izquierda y ni que hablar los que permanecen en la coalición y en el gabinete. Habría que darle una mano y dejarlo hacer al gobierno, por lo menos mientras la emergencia. Sin renunciar a la tarea de control y vigilancia, por supuesto, y también sin que a integrantes del partido de gobierno se les suban los humos a la cabeza.

Para construir y reconstruir es época de juntar y no de tirar piedras.

Cinco ministros están convocados al Parlamento para la próxima semana. Un poco demasiado para cinco días. Algo fastidioso y exagerado; máxime en momentos en que todo el país está inquieto y  el gobierno  ocupado y seguramente preocupado por la llegada de la vacuna y la vacunación. Hay que hilar muy fino en esta materia y prácticamente nadie habrá de quedar conforme (pasa siempre cuando la salud de cada uno está en juego).

Los responsables de manejar el tema deberán ser muy cuidadosos y a la vez firmes, atentos  a los expertos, sin amilanarse ante el grito de la tribuna ni engolosinarse con el aplauso de alcahuetes y oportunistas. De lo que se haga y como se haga dependen no solo la salud de los uruguayos sino también el déficit fiscal, el desempleo, la educación, el desarrollo científico y el cultural y tanta otras cosas más, y los más necesitados , desde luego.

El PIT-CNT por su lado anuncia un año conflictivo. ¿Pase lo que pase con la pandemia? ¿Cualquiera sea el número de muertos, contagiados o internados en el CTI? ¿Aunque cierren empresas y  aumenten los desocupados?

Y por la otra banda, los legisladores del MPP amenazan con 20 proyectos de reactivación económica y para mitigar impacto de la crisis. Visto los antecedentes y la gestión del MPP en el gobierno, en épocas de plata dulce, vientos a favor y vacas gordas, es para inquietarse.

Tanto nubarrón tapando el cielo lleva a pensar que no quieren que se vean más aviones.

  • UyPress – Agencia Uruguaya de Noticias

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