UN MUNDO BAJO VIGILANCIA,UN NEGOCIO TRANSNACIONAL / Por Alicia Canon*

En la medida en que se multiplican los avances en las áreas de las nuevas tecnologías de la información, se amplia casi infinitamente, los distintos usos y abusos en los más diversos campos sociales, políticos, militares y empresariales. Uno de los roles que está en pleno desarrollo es el de la aplicación y venta de estas tecnologías de vigilancia y espionaje a escala universal por empresas privadas.
Hace pocas semanas, Julian Assange fundador de Wikileaks declaró en una entrevista por video exhibida en la Cumbre Mundial de Noticias (News World Summit) de Hong Kong, que Internet se ha convertido en “la más importante máquina de vigilancia de todos los tiempos”.

Agregando que en los últimos diez años los productores de esa tecnología han pasado de ser una industria secreta -que suministra principalmente a las agencias de inteligencia de gobiernos como la NSA en los Estados Unidos y el Centro de Comunicaciones de Gran Bretaña- a un gran negocio transnacional. Revelando que es un fenómeno que ronda los 5.000 millones de dólares anuales.

El negocio tiene un punto de inflexión a partir de las llamadas campañas “antiterroristas” surgidas después de los ataques del 11 de septiembre de 2001 en las Torres de EE.UU. La demanda mundial de equipos y sistemas de espionaje y vigilancia creció exponencialmente.
Los Estados y las grandes empresas están obsesionados por adquirir las últimas tecnologías para el espionaje y vigilancia. Pero se da un fenómeno casi de esquizofrenia, cuando terminan de pagar lo que se conciderá es lo “ultimo en el ramo”. Esas tecnologías parecen superadas por otras nuevas que recorren el planeta.
Uno de las revelaciones obtenidos por WikiLeaks muestra que la firma alemana DigiTask ofrece un artefacto del tamaño de un portafolio que puede vigilar el tráfico de Internet de los usuarios de puntos de acceso libre a Internet en cafés, aeropuertos y hoteles.
En la feria que tuvo lugar en octubre en el Centro de conferencias del Hotel Marriott en Bethesda (Maryland), a donde concurrieron más de 20 agencias del Gobierno de EE.UU. y representantes de 43 países, se expusieron aparatos que permiten el rastreo de cientos de teléfonos celulares de manera simultánea, la lectura de decenas de miles de mensajes electrónicos y que incluso permiten que una computadora tome la foto de su usuario y envíe la imagen a la policía «o quien quiera que compre el programa». Se subraya reiteradamente que «que muchas compañías venden equipos avanzados, capaces de ir mucho más allá que las técnicas de investigación convencionales». Que rebasan ampliamente a los Estados y sus legislaciones en materia de vigilancia y espionaje.

Se ha convertido en un fenómeno tan incontrolable que aunque el Departamento de Comercio de EE.UU. regula las exportaciones de tecnología de vigilancia y espionaje, su capacidad para limitar estas transacciones es reducida, y los intermediarios a veces reencaminan las ventas a Gobiernos extranjeros, incluidos los sujetos a sanciones comerciales.
Se considera que existen más de media docena de grandes empresas equipadas con estas alta tecnologías instaladas en cómodos edificios de Noruega, Ámsterdam, Hong Kong, Ottawa o Rio de Janeiro – muchas de ellas con aparatos de inteligencia que la mayoría de los Estados no posee- que ofrecen monitoreos finos y reservados informes de inteligencia y vigilancia a nivel planetario. En más de un caso están dirigidos o asesorados por ex militares de distinto orígenes e ingenieros que recientemente dejaron el alicaído Silicon Valley.
Por estos días el Centro de Investigación e Información Periodística (CIPER) de Chile; a dado a conocer un muy completo reportajes de investigación donde a partir de información brindada por Wikileaks se crea un mapa identifica a las empresas que tienen al mundo bajo vigilancia, con estas nuevas tecnologías.

“La última revelación del organismo que dirige Julian Assange desnuda el millonario negocio de las empresas de vigilancia que han convertido su negocio en la nueva industria de espionaje masivo que alimenta sistemas de inteligencia gubernamentales y privados. La última entrega de Wikileaks aporta los nombres de las compañías que en distintos países interceptan teléfonos, rastrean mensajes de texto, reconstruyen la navegación por Internet e incluso identifican por huellas vocales a individuos bajo vigilancia. Todo eso se hace en forma masiva con softwares que son vendidos a gobiernos democráticos y dictaduras.
Podría decirse que es una mala película, pero los sistemas de interceptaciones masivas fabricados por empresas occidentales y utilizados, entre otros objetivos, contra opositores políticos, son hoy una realidad. El 1 de diciembre Wikileaks comenzó la publicación de una base de datos con centenares de documentos provenientes de cerca de 160 empresas de inteligencia de la industria de la vigilancia de ciudadanos.
En colaboración con Budget Planet et Privacy International, así como con medios de comunicación de seis países -L’ARD en Alemania, Le Bureau of Investigative Journalism en Gran Bretaña, The Hindu en India, L’Espresso en Italia, OWMI en Francia y Washington Post en Estados Unidos- Wikileaks saca a la luz esta industria secreta cuyo crecimiento hizo explosión después del 11 de septiembre del 2001 y que representa miles de millones de dólares cada año.
Wikileaks ha publicado 287 documentos esta vez, pero el proyecto “Un Mundo Bajo Vigilancia” está lanzado y nuevas informaciones serán publicadas esta semana y el año que viene.

Las empresas internacionales de vigilancia están ubicadas en los países que disponen de las más sofisticadas tecnologías. Ellas venden su tecnología en todos los países del mundo. Esta industria está, en la práctica, no regulada. Las agencias de inteligencia, las fuerzas militares y las autoridades policiales son capaces de interceptar masivamente, sin ser detectadas y en el mayor de los secretos, los llamados telefónicos, tomar el control de los computadores, incluso sin que los proveedores de las redes de acceso se den cuenta o sin que ellos hagan algo para impedirlo. La ubicación de los usuarios puede ser seguida paso a paso si utilizan un teléfono celular, incluso si está apagado.
Los dossiers de “Un Mundo Bajo Vigilancia” de Wikileasks van más allá de la simplificación de “buenos países occidentales” exportando sus tecnologías a “malos países en vías de desarrollo”. Las sociedades occidentales venden también un vasto catálogo de equipamiento de vigilancia a las agencias de inteligencia occidentales.
En las historias clásicas de espionaje, las agencias de inteligencia -como la DGSE o el MI5- ponen bajo escucha los teléfonos de una o dos personas de su interés. Durante los últimos 10 años la vigilancia masiva se ha convertido en una norma. Sociedades de inteligencia, como VASTech, han vendido en secreto equipos que graban de manera permanente los llamados telefónicos de países enteros. Otros graban la posición de todos los teléfonos celulares de una ciudad, con una precisión de 50 metros. Sistemas capaces de afectar la integridad de personas de una población civil que utiliza Facebook o que posee un smartphone están en venta en este mercado de inteligencia.

Primavera árabe – Durante la primavera árabe, cuando los ciudadanos hicieron caer a los dictadores en Egipto y en Libia, ellos mismos descubrieron las cámaras de escuchas donde, con equipos británicos de Gamma, los franceses de Amesys, los sudafricanos de VASTech o los chinos de ZTE, seguían sus más mínimos movimientos en línea y por teléfono.
Empresas de inteligencia tales como SS8 de Estados Unidos, Hacking Team de Italia y Vupen en Francia, fabrican virus (troyanos) que piratean los computadores y los teléfonos (incluso los iPhones, Blackberry y Android), tomando su control y grabando todos sus usos, movimientos e incluso las imágenes y sonidos provenientes de la pieza donde sus usuarios se encuentran. Otras sociedades, como Phoenexia en República Checa, colaboran con los militares para crear herramientas de análisis de la voz. Ellos identifican a los individuos y determinan su género, edad y nivel de estrés y así los siguen a través de sus “huellas vocales”. Blue Coat en Estados Unidos e Ipoque en Alemania, venden sus herramientas a los gobiernos de países como China e Irán para impedir que sus disidentes se organicen por Internet.
Trovicor una filial de Nokia Siemens Networks proveyó al gobierno de Bahrein de tecnologías de escucha que le permitieron seguir la pista del defensor de derechos humanos Abdul Ghani Al Khanjar. Detalles de conversaciones desde su teléfono celular personal, que datan de antes que fuera interrogado y golpeado durante el invierno del 2010 y 2011, le fueron mostrados.

Empresas de vigilancia comparten sus bases con estados – En junio de 2011, la N.S.A. inauguró un sitio en el desierto de Utha destinado a almacenar para siempre terabytes de las bases de datos tanto americanas como extranjeras, a fin de poder analizarlas en años futuros. Toda la operación tuvo un costro de US$ 1,5 millones.
Las empresas de telecomunicaciones están dispuestas a revelar sus bases de datos sobre sus clientes a las autoridades del país que sea. Los principales titulares durante los estallidos de agosto en Gran Bretaña mostraron como el Research In Motion (RIM), que comercializa las Blackberry, propuso al gobierno identificar a sus clientes. RIM ha participado en negociaciones similares con los gobiernos de India, Líbano, Arabia Saudita y Emiratos Árabes Unidos, proponiéndoles compartir sus bases de datos sacadas del sistema de mensaje de las Blackberry.

Transformar las bases de datos en armas mata inocentes – Existen múltiples empresas que comercializan actualmente software de análisis de bases de datos, transformándolos en poderosas herramientas utilizables por los militares y agencias de inteligencia. Por ejemplo, en bases militares de Estados Unidos, pilotos de la Fuerza Aérea utilizan un joystick y una señal de video para pilotear aviones no tripulados “Predator” durante las misiones de vigilancia en el medio oriente y en Asia Central. Estas bases de datos son accesibles a los miembros de la CIA que se sirven de ellas para lanzar misiles “Hellfire” sobre sus blancos.
Los representantes de la CIA han comprado software que le permiten correlacionar instantáneamente las señales telefónicas y las huellas vocales para determinar la identidad y la ubicación de un individuo. La empresa Inteligence Integration Systems Inc. (IISI) cuya base está en el Estado de Massachusetts (EE UU), comercializa con ese objetivo un software “de análisis basado sobre la posición” llamado “Geospatial Toolkit”. Otra sociedad, Netezza, también de Massachusetts y que ha comprado este mismo software pretendiendo analizar su funcionamiento, le vendió una versión modificada a la CIA, destinada a equipar a los aviones pilotados a distancia.
IISI, que indica que su software tiene un margen de error de más de 12 metros, se querelló contra Netezza para impedir la utilización de este software. El creador de la sociedad IISI, Rich Zimmerman, declaró ante un tribunal que estaba “estupefacto y aturdido por el hecho de que la CIA planificara matar a personas con mi software que no funciona”.

Un mundo orwelliano – En todo el mundo los proveedores de herramientas de vigilancia masiva ayudan a las agencias de inteligencia a espiar a los ciudadanos y a “grupos de interés” a gran escala.

¿Cómo navegar por los documentos de “un mundo bajo vigilancia? – El proyecto “Un Mundo Bajo Vigilancia” de Wikileaks revela hasta en sus detalles qué sociedades son las que hacen miles de millones vendiendo sofisticados sistemas de vigilancias a los gobiernos, pasando por encima de las normas de exportación e ignorando en forma soberbia que los regímenes a los cuales ellos les venden sus productos son dictaduras que no respetan los derechos humanos.
Para buscar en estos documentos haga un clic sobre el lugar escogido en el mapa a la izquierda de la página para obtener la lista por tipo, compañía, fecha o palabra clave”.
Hasta aquí el informe de CIPER, pero la información existente y vinculante se bifurca en otras áreas y usos de las nuevas tecnologías

Teléfonos – Según un reporte de la revista Wired el desarrollador de Android que provocó hace una semana la ira de la empresa de telefonía móvil la semana pasada ha vuelto a la carga con un vídeo en el que demuestra cómo funciona el software Carrier IQ, instalado secretamente en millones de informes de los teléfonos móviles, y que recoge todo lo que el usuario hace en un teléfono.
Carrier IQ está instalado en la mayoría de los modernos Android, BlackBerry y teléfonos Nokia. Trevor Eckhart un desarrollador de 25 años de la comunidad de XDA, del Estado de Connecticut reveló su funcionamiento, a través del log de registro de todas las acciones del usuario de estos teléfonos.

* Periodista argentina

De LA ONDA DIGITAL

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