PROYECTO CLARA ¡Sí, se puede!

Cosas buenas donde Tacuarembó marca línea – En noviembre de 2011, la Fundación UPM solicitó a Programa Cardijn Regional Norte, la elaboración de un diagnóstico sobre las realidades económicas y socio culturales de 10 localidades del departamento de Tacuarembó en la zona de influencia de la Empresa Forestal Oriental S.A. en Ruta 59. A partir de ahí, se trazaron algunos lineamientos estratégicos de desarrollo aplicados a ese territorio, que se pudieran traducir en la implementación de proyectos concretos. Desde la información relevada, y las observaciones de campo realizadas por un equipo multidisciplinario, se presentaron cuatro posibles ejes o líneas de acción para una intervención con perspectiva de desarrollo territorial para esta zona.

Algunas con posibilidades de intervención directa y otras de articulación con otros actores principalmente públicos y de apoyo a la gestión de la comunidad.

Uno de los problemas detectados que apareció permanentemente en la mirada externa e interna de estas comunidades y la razón más mencionada por la que las familias tienen que emigrar de estas zonas, fue la imposibilidad de la continuidad educativa. Una vez identificado el problema de la educación y la búsqueda de una propuesta para mejorarlo, hubo que concretar la misma en un contexto posible.

Desde el convencimiento de que las posibilidades del desarrollo local están radicadas en la factibilidad de explotación del potencial de recursos endógenos de un determinado espacio territorial, una cuestión clave a trabajar fue identificar, detectar, utilizar y activar el mismo.  El problema estuvo en hacerlo en localidades donde la realidad generalizada consiste en estar muy alejadas de cualquier ciudad, con bajo nivel de infraestructura, con poblaciones con necesidades básicas insatisfechas, dificultades para acceder a la educación, bajos niveles de escolaridad, presencia de analfabetismo y situaciones de empleo precario, zafral, informal o changas.

Es en esta realidad que se identifica a Clara como una localidad con dos diferenciales fundamentales; a) es centro geográfico con respecto a las otras localidades de interés y b) cuenta con acceso a los servicios básicos, principalmente con el de energía eléctrica.

Es un proyecto educativo, de tres años de duración, a realizarse en la escuela Nº 58 de la localidad de Clara, que permitirá a los estudiantes la acreditación de Ciclo Básico de Educación Secundaria, mediante educación brindada por UTU, sumada a la formación en oficios (carpintería e informática). Al ser una propuesta adaptada al medio rural, las clases se dictarán dos días por semana en la escuela Nº 58 y otros dos días mensuales en la ciudad de Tacuarembó, donde se les brinda alimentación, alojamiento y traslado.

Concretar una propuesta con estas características, significó articular con varios actores públicos y privados, quienes aportan:

ANEP: Local (escuela Nº58) y alimentación en Clara

UTU: Salarios docentes y parte de las maquinarias y equipos

IDT: Equipos informáticos, insumos de carpintería, traslados para seguimiento y alimentación y alojamiento en Tacuarembó,

UPM: Adecuación del local, maquinarias y herramientas, traslado de docentes, coordinación general del proyecto a través de Programa Cardijn

Empresas Agropecuarias: Traslado de los alumnos entre las localidades

Programa Cardijn, coordinando el Proyecto, buscará durante todo el proceso la consolidación del mismo y deberá planificar el retiro paulatino de los actores externos.

Es de destacar que el Programa Cardijn logró en un tiempo récord hacer un completo diagnóstico –imposible de detallar aquí- con enorme participación de los involucrados; coordinar en pleno receso a instituciones del Estado, empresas privadas y comunidad de las localidades y en cuatro meses tener el proyecto funcionando.

Este proyecto ya es una realidad, es innovación sustancial desde el punto de vista conceptual en la equidad de oportunidades, es democracia real y concreta que está en consonancia con los derechos que tienen los postergados del Uruguay profundo de recibir educación de calidad. Esto es un comienzo, una primera experiencia que concretamente llevará a que 35 jóvenes tengan acceso a una formación académica superior, y no estén condenados a ser trabajadores sin calificación, lo que significaría un futuro económico que no les permitiría desarrollar una familia en condiciones dignas.

Como decía el maestro Julio Castro, el mayor experto uruguayo de educación rural, hace más de 68 años:

“Para todo esto, se dirá, se necesita dinero. Pero ¿cuál puede ser el destino de un país que no gaste lo necesario en la educación de sus hijos? (…) En los últimos veinte o treinta años hemos gastado millones y millones en mejorar las vacas, las ovejas, los cultivos, las carreteras, los puentes. Pero estamos en deuda con lo esencial, con los hombres. Hora es de que se empiece a pensar en ellos”. (1)

Después de casi setenta años, aquí se ha logrado dar un nuevo enfoque a la educación rural del Uruguay, en un proyecto en el que no hay chacras de intereses económicos, políticos o de especie alguna, sino una rendija que se abre a una política de estado donde “los más infelices, sean los más privilegiados”

(1) Castro, Julio, La escuela rural en el Uruguay, Talleres Gráficos 33, Montevideo, 1944.

PABLO PISON VARESI (pabpison@yahoo.com)

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