Y POR TACUAREMBO PASARON LOS GAUCHOS…

Y como cada mes de marzo, por la Laguna de las Lavanderas pasan los paisanos y dejan su huella criolla. Tacuarembó una vez más se ve envuelto en un espiral de acontecimientos tradicionales, producto de la fiesta gaucha. La “XXVI Fiesta de la Patria Gaucha” reafirmó su éxito aunque no faltaron las críticas, instancia esta que la Comisión Organizadora deberá tener en cuenta para las próximas ediciones. Punto alto para las aparcerías, que reiteraron su compromiso con la búsqueda de elementos que testifican la historia oriental. Las pruebas de campo, según comentarios de entendidos, no desentonaron con el resto de los números de la Fiesta, a pesar del alto calor reinante esos días.

El desfile gaucho por las principales calles de Tacuarembó, aunque mermaron los jinetes respecto a años anteriores, se pudo contabilizar una suma cercana a los 3.500 caballos, no es poca cosa, además de una contundente presencia juvenil, vale destacar que en la esquina de 18 de Julio y César Ortiz y Ayala el conjunto Época estuvo “meta polca” durante todo el desfile. En el escenario “Hernandarias” actuaron intérpretes de alta calidad nacional e internacional como “El chaqueño Palavecino”, Larbanois – Carrero, Carlos Benavides, Tacuruses, “Los gauchos de Roldán”, Los Orilleros, Luis Landriscina, entre otros. La plaza de comidas trabajó fuerte tanto dentro del predio como en los alrededores, aunque hubo quienes se molestaron por los precios altos, elemento este que la Comisión deberá atender para las próximas ediciones. La zona de camping no era la mejor y las quejas se centraron “que hasta para ir al baño había que pagar”.

De acuerdo a datos de portería se vendieron en total en los cinco días unas 43 mil entradas, en comparación con el evento de 2011 hubo una merma de alrededor de 15 mil ingresos menos por boletería, pero vale recordar que el año pasado se conmemoraba a nivel nacional el Bicentenario, era la 25ª Fiesta, y que hace una semana todo el predio de la Laguna y sus alrededores estaba bajo agua por las inundaciones. La plaza de ventas ofrecía desde artesanías, ropa, bebidas, tortas fritas, remates varios y una variedad de productos que transformaban el lugar en un improvisado centro comercial.

En esta XXVI Fiesta de la Patria Gaucha el premio mayor, de acuerdo al puntaje, fue para “El Fogón de Curtina”, 2º “Los Tizones de Ansina”, 3º “A Poncho y Espuela” (Cerro Largo) y 4º “Patria y Tradición”. Vale recordar que competían 12 sociedades tradicionalistas. Este año y tras de obtener menor puntaje en las dos últimas ediciones desciende la Sociedad “Tambores” y asciende a la competencia mayor la Sociedad Criolla “Paisanos Unidos de Achar”.

El concurso de fogones fue ganado por “Los tizones de Ansina”, 2º “Patria y Tradición”, 3º “Lazo, rienda y boleadoras”, 4º “El fogón de Curtina”, 5º “A poncho y espuelas” y 6º la Asociación Tradicionalista de Rivera. Al premiar a la ganadora en la competencia de fogones, el jurado estimó: “A los Tizones de Ansina por la recreación y fiel representación de la casona de Primitivo Ribeiro, ubicada en su zona de influencia. Se destaca la resolución de la ambientación exterior e interior apropiada a la época”. La joven María Eugenia Montans, integrante de la Sociedad Criolla “Caraguatá” fue elegida como la “Flor del Pago” de la Fiesta. El mejor jinete resultó ser Diego Silva (A poncho y espuelas), el mejor domador se trata de Edison Mirazón (El fogón de Curtina) y la mejor yunta de apadrinadores fueron Edison Mirazón y Javier Costa (El fogón de Curtina), entre otros importantes premios.

Y pasaron los gauchos… con sus tradiciones y nos dieron su Fiesta, que es sin duda la mayor de la región. Y como dice la canción: “Aquí en Tacuarembó…”

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De Schubert Flores

La Fiesta de la Patria Gaucha es un encuentro de supervivencias folklóricas -museo viviente- y en este sentido, la mayor muestra de la cultura criolla regional.
Los fogones (campamentos) de las aparcerías son una de las atracciones en Tacuarembó. Cada sociedad nativista construye un cuadro de época, con materiales naturales y amoblamiento antiguo. Así concursan estancias, pulperías, saladeros, poblados rurales, campamentos militares, hospitales de campaña, etc.
Su construcción exige el esfuerzo mancomunado de los apareceros, que previamente han investigado y recogido los materiales y elementos típicos.
Así la Fiesta cumple una función docente al estimular la creatividad y sentido estético entre la paisanada. A su vez fomenta el rescate y preservación del patrimonio cultural.
Los rudos hombres de campo se han revelado artistas cabales, plenos de autenticidad. Es que ellos representan lo que son, sin poses de circunstancia.

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