DE TACUAREMBO EN “MALA TUYA”

Con menos de un año de vida, Mala Tuya es la banda sensación del momento: dos shows por semana, un disco en camino y una popularidad asombrosa gracias a internet le cambiaron la vida a un grupo de amigos que un día decidió versionar temas a ritmo de música brasileña. A propósito, dialogamos con uno de ellos, Juan Francisco Saralegui. Ascenso meteórico es una expresión bastante usada en el mundo del espectáculo, pero que poco se aplica al Uruguay, un país en el que los artistas enfrentan dificultades múltiples para alcanzar la fama, el reconocimiento y la posibilidad, después de todo eso, de ganar dinero.

«Acá no se puede vivir del arte», repiten los artistas una y otra vez, combinando lo que aman con profesiones estables y rentables. Pero hay algo, el golpe de suerte, el momento exacto, o, en el siglo XXI, la ventaja del internet, que trasciende espacio y tiempo. Así le pasó a 10 chicos de entre 22 y 25 años, ocho de Tacuarembó, uno de Solymar y una de Montevideo, hace cuestión de meses: en octubre de 2012 soñaron con tener una banda, y en julio son una sensación que se hace llamar Mala Tuya.

Sueños moderados – «La banda surgió en setiembre, octubre del año pasado», cuenta a Montevideo Portal Juan Francisco Saralegui, Juanfra, uno de los vocalistas masculinos, con dificultad para ser preciso a pesar del poco tiempo que ha pasado desde aquel entonces. «Empezamos a ensayar ahí y tocamos por primera vez el 15 de diciembre del año pasado. Tocar siempre tocábamos cuando nos juntábamos, hasta que un día vimos que estábamos haciendo algo que estaba bueno. Justo dio la casualidad que los dueños de Viejo Barreiro, que es el boliche donde tocamos la primera vez, son de Tacuarembó también, y nos ofrecieron para tocar». Después, todo pasó demasiado rápido. Un golpe de suerte.

Todavía en el intento de consolidarse, la única integrante femenina del grupo, Soledad Ramírez, pasó el mes de febrero en España, marcando un receso obligado en su música. «Tocamos tres veces entre diciembre y enero, y después en marzo nos llega la oportunidad de tocar en la Semana de la Cerveza en Paysandú», escenario de dimensiones enormes, reales y metafóricas. «Cuando nos enteramos dijimos ‘esto se nos fue de las manos’, porque íbamos a tocar en un anfiteatro en el que entraban 20 mil personas. Llegamos a hacer prueba de sonido y había otra banda mexicana que estaba haciendo prueba antes, y no podíamos creer donde estábamos parados», recuerda Juan.

Presentarse en uno de los festivales más tradicionales de Uruguay los hizo enfrentarse a una realidad que ya habían palpado días antes, en un boliche en Salto en el que convocaron a 3000 personas, donde pensaron: «capaz que podemos llegar a algo grande si nos lo proponemos». Pero la historia volvió a darles un golpe fuerte pero bueno en YouTube.

El primer video que subieron como banda, una versión de «Dónde estás corazón» de Coti, supera las 300 mil reproducciones. Sin embargo, el siguiente lo doblegó: «Creo en ti», de Reik, a ritmo de una música brasileña que puede definirse como pagode, superó las 600 mil. «Ese fue como un virus, se expandió por todos lados».

Explicar lo inexplicable – «Hicimos algo distinto, que está por fuera de la cumbia y del rock. Nos ha pasado que al que le gusta el rock le gusta lo que hacemos, al que le gusta la cumbia también; les gusta al mayor de 50 años y al menor de seis años también. No sé por qué es, porque no inventamos nada», dice Juanfra, intentando justificar la desmedida trascendencia que han tenido.

Cuando hay una persona en una barra de amigos que se las ingenia con un instrumento musical, es inevitable que los asados terminen en desafinadas zapadas, en melancólicas murgas o en las mejores imitaciones de los ídolos. Cuando son 10 que tienen oído y destreza, o ganas de tenerla, todo se va acomodando. Para Mala Tuya, lo necesario fue tener «rostro»: la elección por la música brasileña se dio naturalmente por la influencia de los tacuaremboenses del grupo, y el repertorio se elaboró rápidamente con una lluvia de ideas.

«Además, transmitimos lo que somos arriba del escenario, un grupo de amigos re unido y que nos re divertimos. El que nos haya visto en vivo tiene que haberse dado cuenta que nos re divertimos y que transmitimos una energía, y eso está bueno», agrega el vocalista.

Claro que también, además de explicar el lado bueno del fenómeno que representan, tienen que enfrentarse a un lado no tan lindo, como es la comparación con Agapornis, una banda argentina de similar integración y repercusión. «No entendemos la razón por la que nos comparan», dice Juan, apuntando que «el único lado de comparación que le vemos es la formación de la banda. Después, Agapornis no fue el primero en hacer covers. La música no es la misma; ellos hacen una especie de cumbia, nosotros hacemos música brasileña. También capaz que nos comparan porque, a menor rasgo, pasó algo con nosotros en Uruguay como pasó con ellos en Argentina. Un impacto de golpe, rápido». Ojo: no hay rivalidad ni nada que se le parezca. El viernes 19, las dos bandas se juntaron para convocar a cientos de personas en una fiesta en el balneario de Atlántida, y disfrutar a lo grande.

Y hacerlo lo mejor posible – Más allá de la rapidez con la que les sucedió todo, los Mala Tuya tienen en claro que quieren hacer las cosas bien, y para eso trabajan. Y uno de los puntos clave para que todo salga bien es mantenerse unidos y lo más impermeables posible. Es por eso que no tienen manager, representante o nadie que se haga cargo de ellos.

«Nos arreglamos nosotros. Desde el principio dijimos de tratar de no poner a terceros dentro del grupo, porque somos un grupo re unidos y por eso somos medio cerrados. Tenemos confianza entre nosotros pero le tenemos miedo a lo de afuera, porque el ambiente tampoco está bien visto. Entonces yo me encargo de las contrataciones, pongo el precio, otro cobra, y la vamos llevando así», explica Juanfra.

Así es que se mantienen haciendo aproximadamente dos shows por fin de semana, viernes y sábado. «Difícilmente hacemos dos shows en una noche porque somos muy exigentes en el tema del sonido, nos gusta sonar bien, y si haces dos en una noche se complica».

Además, con eso les basta para mantenerse sin depender de sus familias, pues al estudiar todos en Montevideo, era la manera en la que se sostenían. «El tema del ingreso nunca nos preocupó tanto, pero sí vimos que lo que nosotros estuvimos trabajando durante meses teníamos que hacerlo valer. Plata no nos está dando millonadas», aclara Juan, pero ya todos comunicaron a sus padres que pueden solventarse. «Eso también le da un respiro a los que te bancan siempre. Entonces agarramos plata pero plata para vivir».

Les gusta sonar bien, quieren hacer valer su trabajo, y es esfuerzan para eso. Juan Francisco estudia relaciones públicas; Santiago abogacía, al igual que José; Gustavo medicina; Sole se recibió de analista en comunicación y ahora está haciendo la pública; Daniel hace licenciatura en diseño gráfico, Horacio licenciatura en diseño multimedia, Braulio ingeniería, Guillermo economía y José trabaja. Pero además, «estamos todos yendo a clases de música. Nosotros empezamos de rostro y nos vimos envueltos en un mundo que está bueno. El sonidista nuestro, tremendo músico, nos dijo que teníamos que empezar a estudiar, y empezamos».

Combinando sus carreras con esta nueva profesión, con los extras que tiene organizar una banda y con los ensayos (actualmente uno por semana, aunque pasan mucho más tiempo juntos porque toman mate casi todos los días), avanzan paso a paso para alcanzar sus próximos objetivos: sacar un disco y cruzar el charco.

El disco está pronto, «lo único es que estamos en tratativas con discográficas para poder sacarlo. Otro objetivo era tratar de cruzar a Argentina, mostrar lo que hacemos allá, y ya cerramos una fecha en agosto, así que se podría decir que lo del disco está a medio cumplir y lo de Argentina cumplido».

«A largo plazo no tenemos muchos objetivos porque tratamos de disfrutar lo que nos está pasando ahora, ya, y vamos dando de a pasitos chiquititos. Nosotros vamos dando pasos chiquititos que la gente no ve, y piensa que son pasos gigantescos cuando pasa algo», reflexiona Juan. Igualmente, la idea es, «si seguimos existiendo», dice entre risas, sacar un segundo material discográfico con canciones propias.

«Te da otra visión como banda», considera Juan. «Todavía no se conoce nada, pero tenemos letras nuestras con música que estamos ensayando y que en algún momento iremos a sacarlas. Vamos paso a paso, y de momento vemos que esto de los covers está funcionando, que a la gente le está gustando. Estamos ensayando, porque el tema propio te lleva mucho más tiempo, y no queremos apurarnos».

Escucharlo a Juan Francisco en representación de sus compañeros es escuchar a alguien que no parece llevar unos meses en la música. Meses en los que todo se les hizo «fácil», por así decirlo, gracias a internet. «Si no fuera por internet no seríamos lo que somos. Si no fuera por YouTube, por Facebook, no seríamos. Ahí te das cuenta de las bandas de antes, que no tenían esas herramientas y llegaron a ser cosas grandes, que eran grandes de verdad».

Pocos meses pasaron, meses en los que tuvieron que cambiar horarios, adaptarse a una nueva agenda, acostumbrarse a que en la calle la gente los mire raro, quizás porque los reconocen, quizás porque recuerdan su cara de algún lado. «Yo me persigo un poco, que veo que me miran y es por eso, y capaz que no. Te agarra una persecución que no está buena pero es la falta de costumbre. Nos cambió la vida en poco tiempo».

A Mala Tuya la integran: Soledad Ramírez (voz), José Rodríguez (voz), Juan F. Saralegui (voz), Braulio Ríos (guitarra), Daniel Olhagaray (ukele), Horacio Piriz (teclado), Guillermo Rodríguez (percusión), José L. Viera (zurdo), Gustavo Vitelio (tan tan) y Santiago Chiappara (pandeiro)

De: Belén Fourment | Montevideo Portal

 


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