EL CONFLICTO EN LA EDUCACIÓN / Por Ana Ribeiro

La sociedad uruguaya en su conjunto debe asumir de una buena vez la gravedad de lo que acontece en el sistema educativo. Porque por allí se escurrirá el sistema democrático: educar no es solo transmitir contenidos curriculares, es la forja de ciudadanía y eso solo puede hacerlo un cuerpo docente capacitado, al que la sociedad le dé el lugar que se merece. Profesores con ascendiente técnico y ético sobre su alumnado, que reciban sueldos dignos por su labor y capacitación sostenida y permanente. Somos una sociedad muy hipócrita, porque culpamos a unos y otros, pero permitimos que se frustre incluso el acuerdo que había alcanzado el sistema político en torno al tema, mientras la decadencia avanza a pasos agigantados.

El sistema público de educación, que fue tan buen nivelador social en nuestra historia, está dando lugar a la exclusión y el fracaso de las próximas generaciones. Porque los sectores sociales con mejores recursos apelan a ofertas privadas que les den a sus hijos posibilidades reales de futuro laboral y profesional. Pero ¿y los que no pueden pagar esa solución? Mentimos resultados, distraemos fondos que deberían estar volcándose generosamente para construir escuelas y liceos, condicionamos a intereses políticos un tema que debería tener consenso absoluto y un pacto social unánime detrás.

Sumamos diagnósticos y voces de alarma (supongo que yo misma estoy haciendo eso ahora), pero no hacemos nada. Nada efectivo, realmente efectivo. Esa inacción es criminal y todos somos responsables de ella. Me aterra lo que está pasando, porque es algo más que la pérdida de nivel cultural o técnico: detrás de la inseguridad también está el problema educativo; detrás de la suciedad de Montevideo también está el problema educativo.

De Que Pasa Nº686

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