TACUAREMBÓ: Alarma la cantidad de menores que trabajan en la basura

El Programa Uruguay Clasifica (PUC) está haciendo un relevamiento sobre la cantidad de niños y adolescentes que trabajan en la clasificación y recolección de residuos en la ciudad de Tacuarembó. El PUC es un programa social del Ministerio de Desarrollo Social (MIDES) y tiene como finalidad estudiar dicha situación. En nuestra ciudad se desarrolla este proyecto igual que en Durazno, por tratarse de los dos departamentos donde aparecen cifras muy altas de menores de edad vinculado con la basura. “La finalidad es determinar que cantidad de niños, niñas y adolescentes están trabando en ese tipo de trabajo, entre comillas, porque en realidad los niños es ilegal que estén trabajando, y después de eso generar acciones que permitan una mejor condición de ese trabajo para la familia y para insertar al niño en la educación. La idea no es generar expectativas ni ilusiones a la gente sino que es determinar la cantidad de menores que están trabando y luego de conocer la realidad para tratar de alguna manera de proyectarse para el futuro, pero no hay una solución específica a eso, todavía” explicó a TACUAREMBO 2000, la Dra. Nedy Dávila Márquez, quien conjuntamente con la Dra. Rosario Olivera son las coordinadora del proyecto en Tacuarembó.

Qué estos dos departamentos resulten ser donde hay mayor número menores trabajando con la basura, ¿de dónde surge este dato?

De un paneo general. Porque ya hubo un PUC de adultos para determinar las condiciones de la familia y de ahí surgió que había niños y adolescentes trabajando en el reciclado de la basura y las cifras eran alarmantes y por eso se creó este plan piloto en los dos departamentos para luego hacerlo en el resto del país.

Este plan piloto, ¿quién lo impulsa?

Es un programa social de MIDES para detectar esa problemática, ver la situación de vulnerabilidad en que se encuentra tanto la familia como los menores de edad. Surge un llamado a licitación donde se presentó un proyecto de determinar la cantidad y en que condiciones están trabajando esos niños. Es un convenio del MIDES con una ONG, el Centro de Participación Popular que se encarga de la administración de todos los recursos.

¿Cuál es el trabajo de Uds. dentro del proyecto?

Rosario Olivera y yo somos las coordinadoras, después hay tres educadoras que van al campo a determinar la cantidad de niños que están trabajando en el reciclado y clasificación de residuos. Nuestro labor principal es contactar a las autoridades, coordinar entrevistas, ver que nos proporcionen datos, es decir trabajar en red a los efectos de si ya hay información, utilizar esos insumos y con eso desarrollar la tarea.

Una vez que se tengan los datos correspondientes, ¿hasta dónde llega su trabajo?

Nuestro trabajo es determinar la cantidad de niños y adolescentes trabajando y las condiciones, después de eso no sabemos en que van a ir las acciones, porque el MIDES tiene que conocer a los efectos de determinar las condiciones en que están para ir a acciones más concretas.

¿Ya tienen datos concretos?

En la clasificación y recolección de basura ya hemos detectado 40 en menos de un mes de trabajo y todavía no hemos ido al vertedero municipal.

Esos niños y jóvenes que Uds. han detectado. ¿Cuál es su problemática social? ¿Estudian?

En estos 40 encontramos que son niños que están concurriendo a las escuelas y van los fines de semana al reciclado de basura al vertedero. Lo toman como una diversión y entienden que es una forma de ingreso a su casa. Ellos dicen “me compro ropas, comemos” y también es una perspectiva positiva, dentro de esa cruda realidad, porque vivir de la basura es algo que duele a los ojos y es gente que ha sido olvidada, y se quiere demostrar que existe ese trabajo, que es ilegal que los niños estén en esas condiciones. Le preguntamos que esperaban para el futuro y ellos quieren seguir estudiando y trabajar en otras cosas, alguno quiere ser camionero, mecánico, jugador de fútbol.

La Dra. Nedy Dávila recordó que ha habido buena receptividad para llevar adelante el proyecto y subrayó que “lo fundamental es claro y concreto: no generar expectativas ni ilusiones a esa gente, porque sino se les haría daño. La idea es crear ese diagnóstico para lograr luego acciones.” En los primeros días de agosto comenzó el trabajo de campo en el vertedero municipal.

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