PRIMERO LOS QUE NECESITAN / Por Laura Romero

A quien corresponda:

El cansancio, el agobio, el paso de los años, los problemas personales, – cuando hablamos de referencias en intervenciones en salud- deberían estar en último lugar.

Los gurises, las personas, los pacientes, los consultantes… siempre deben – deberían estar primero.

Si el rol agobia y ello se convierte en una intervención iatrogénica para un otro, simplemente ya es momento de retirarse. El prestador tiene otras muchas herramientas y si siente no estar pudiendo con ello, lo que sí puede y debe: es irse.

A la mayoría nos atrapa el miedo a movernos al respecto.

El «qué dirán».

Cómo nos considerarán si se «denuncia» el poder culturalmente ancestral que aún tiene «M’ hijo el dotor» – tomando esta profesión como representativa, no única-.

Tenga las consecuencias que tenga, las personas, los seres vulnerables, los gurises, siempre estarán primero.

Una frase brusca, burlona, despegada, amenazante e ignorante, puede desatar -en aquel que confía en la intervención de un otro «poderoso»- tormentas internas inimaginables.

La sensación de «no valía», de falta de merecimiento, el deseo de morir y buscar cómo lograrlo son algunas de ellas. Y esto es muy grave.

Y sucede.

Sucede una y otra vez.

Hay roles que se apoderan de los derechos de las personas, una, dos y otra vez. Transgrediendo protocolos de acción.

Tocar erróneamente el alma humana, sobre todo en su máxima vulnerabilidad- ya sea por su pasado, su presente, su edad, sus condiciones- agrava y empequeñece sus caminos.

Creo… que ya está siendo suficiente.

 

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