EL LOBO Y EL PSICÓLOGO / Por Dani Umpi

Escribo el siguiente texto siguiendo una indicación-sugerencia-pedido de mi psicólogo. Ignoro cuáles serán las razones que lo llevaron a pedírmelo (supongo que terapéuticos) pero, en cierta forma, me pareció muy acertada su propuesta porque de lo contrario, como me sucede siempre, me olvidaría a las dos horas de lo que dije.
Luego de aclarar el motivo, paso a admitir algo bastante obvio: no soy experto en nada ni manejo información precisa. Lo que voy a escribir a continuación son simplemente apuntes reflexivos nada pretenciosos que surgieron en el ámbito de mi terapia psicoanalítica a raíz de algo que observé en mi psicólogo. Una serie de asociaciones que realicé y que, probablemente, puedan servir para algo de mi terapia o la suya. Por algo me pidió que lo escribiera.

Mi psicólogo comenzó a usar bastón. Es muy raro que me explique los motivos de ese tipo de cosas pero, por algún móvil (esto último lo puse sólo para enfatizar lo del bastón) sintió que debía contarme sus problemas de salud. Ocurrió que no podía prestarle atención porque me deslumbró muchísimo la pieza ortopédica. Es un bastón negro y el mango es la cabeza de un lobo. Fue un disparador rapidísimo. ¿Por qué eligió un instrumento de esas características para mantener su equilibrio? No es mi problema. No soy su psicólogo. Continúo desarrollando mis reflexiones.
Lo primero que observé es que lo agarraba mal. Tendría que poner la palma de la mano sobre la cabeza del lobo, de tal modo que el dedo medio esté colocado entre las dos orejas. De esa observación se desprendieron las siguientes: se debe apoyar sobre la cabeza del animal entre las orejas (no taparlas) pero, curiosamente, tapa los ojos. Lo otro es que el dedo medio, que de alguna manera es el que regula la posición de la palma de la mano, ya sabemos todos lo que significa popularmente en nuestro contexto (dedo en el orto, algo así). O sea, es justamente ese dedo el que facilita la ergodinámica del dispositivo. Lo de que las orejas deben quedar al descubierto no me pareció nada menor. Lo del dedo, sí, pero era gracioso.

A primera vista supuse que la cabeza de lobo ornamental del bastón correspondía a una réplica de una imagen arquetípica muy popular en la cultura amerindia pero (una vez consultado un libro) vi (vimos, porque se lo mostré a él en la sesión siguiente) que no era así. No sé exactamente qué imagen fue reproducida para ese bastón. De todos modos la imagen a la que yo creía que estaba haciendo referencia tenía la boca abierta, mostrando los colmillos y era una loba-hembra. Lo de la boca abierta con los colmillos al aire puede estar relacionado a que es un ícono que arquetípicamente remite a la maternidad y a la protección de las crías. Lo mismo ocurre en la loba de Rómulo y Remo de la que, por ejemplo, salió un imperio. Su bastón, no, nada que ver. Es un lobo (macho – negro) con boca cerrada.
Esas fueron las primeras observaciones. Lo siguiente que le comenté fue un dato que siempre me pareció muy significativo de los lobos y es que salen a cazar durante el alba o el crepúsculo. Ese dato fue de su interés y lo desarrollé un poco más. De hecho hay una expresión popular para definir esos momentos: “la hora del lobo”. Los cuervos también lo hacen a esa hora pero despiertan un imaginario más drástico. 

Coincidentemente, en fotografía y cine, se le llama a ese mismo momento “la hora mágica” por lo especial de su luz. Cuando cae o sale el sol esa luz confunde a las presas y facilita la caza. Parece ser que también facilita buenas fotografías y “magia”. Me gusta que la jerga utilice la palabra “mágica” porque el lobo tiene algo muy mágico. Pienso en el lobo como en un ser que representa la transmutación y, en menor modo, la transición de un estado a otro. No sólo se alimenta en el momento de pasaje de la oscuridad a la luz, en la frontera, sino que, para ser más específicos, en la tradición Cristiana, son los que comen a los corderos. De alguna forma (desde una óptica anticristiana) no los matan, sino que los despiertan, les dan vida nueva, los sacan del rebaño, simbólicamente hablando y tomando a la muerte como el comienzo de una nueva etapa (superior). Tiene instinto y astucia. Puede engañar a una niña haciéndose pasar por su abuela. El psicólogo se apoya sobre él pero le tapa los ojos. Quedé pensando en eso. Por supuesto que llegué a ninguna conclusión. 

Es un lobo que no está aullando. La mayoría de las representaciones de ese bicho son en ese momento. Porque ¿a qué le aúlla el lobo? ¿a la luna? ¿es el miedo a la luna, el miedo de lo moral o una conexión instintiva con…. casi digo “lo ininteligible” … bueno, acá ya estoy yéndome demasiado al carajo. Igual sigo. Esa disonancia del aullido es muy perturbadora para mucha gente pero de gran belleza y cobijo para otra. De todos modos este lobo no tiene voz pero ya veo que dice mucho.
El bastón es uno de mis elementos simbólicos preferidos junto con la escoba. Es el que sostiene una debilidad y a la vez un arma de defensa. Asociando con lo que pensé del lobo, el bastón en determinado momento de la mitología egipcia, era una forma de referirse al equinoccio de otoño, o sea, cuando se “debilitaba” el sol. Lleva dos símbolos, el de la debilidad y el de la aniquilación.
Llegué a una suerte de orgasmo mental cuando mi psicólogo me mostró que dentro del bastón, o sea, haciendo girar la cabeza del lobo, el falo escondía una daga. ¡OMG! Suelo trabajar más con espadas pero las dagas tienen una carga muy interesante, sobre todo si está bajo una cabeza de lobo y dentro de un bastón negro de un psicólogo.

El bastón negro esconde un arma blanca. No sé si es de buena calidad pero debería ser de plata (luna). Es un arma de doble filo que en la tradición medieval usaban las mujeres (monjas). Es básicamente un símbolo de lo masculino, lo activo (en términos de Alquimia) con demasiadas connotaciones de lo femenino (repito, en Alquimia, no confundir con teorías de Género, por favor). William Blake (capo) que asociaba lo masculino con el tiempo y lo femenino con el espacio, estaría chocho con esta daga secreta. La “daga femenina”, diría yo, que se esconde dentro de lo fálico y, siguiendo, repito, la lógica alquímica (perdón que lo haga e insista pero en estos tiempos resulta muy difícil hablar en términos herméticos) conecta al falo con la movilidad, la fluctuación, el mercurio. Nuevamente, los dos polos unidos pero en secreto. Ese bastón es elemento que me ha movilizado mucho porque evidencia la constante lucha de la luz y las tinieblas en todos los sentidos pero, principalmente, en la tradición hermética que ve al ojo de “Dios” naciendo de ese momento, de esa transición luz-oscuridad. Jacob Boehme (otro capo) llamaba “el sí y el no de todas las cosas” al enfrentamiento entre los ángeles que representaban la solución-mercurio-femenino y el de la coagulación-azufre-masculino. Repito; uso terminología hermética, por favor, no confundir con temas de Género.

Ahora el bastón no es sólo un símbolo de defensa sino de sacrificio. Porque no tiene una espada, una lámina de fuego. Tampoco tiene un cincel. La diferencia con la espada es que la daga es una mejor herramienta para manipular el detalle. No es un bisturí pero, de alguna forma, está asociada a la precisión, la rapidez y al intelecto. En mi cabeza (perdonen los expertos) la daga representa al Andrógino más que lo femenino. Lo digo de atrevido. Según los tradicionales grabados alquímicos del siglo XVI, se representa al “lado masculino” del Andrógino tomando una espada y al “femenino” con una corona. Siempre me imagino que los separan con una daga, ya que lo masculino tiene la espada.
Agrego un dato encontrado: con un bastón Edipo mata a su padre.
Muchas gracias.

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Pintura: Es una de mis imágenes preferidas de simbología alquímica. Se ve a un lobo matando a un rey y, detrás, al rey renaciendo del fuego que mata al lobo. Hermoso. (Dani Umpi)

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