BAJA MORTALIDAD INFANTIL EN URUGUAY

La proporción de fallecimientos de niños de menos de un año respecto del total de nacidos bajó notoriamente en los últimos 20 años en Uruguay. Ese indicador pasó de 20,2 por cada 1.000 en 1993 a 13,7 en 2002 y a 8,8 en 2013. El director de Salud de la Niñez, Gustavo Giachetto, dijo que muchas de las muertes ocurren en el período neonatal (28 primeros días de vida) y las principales causas son malformaciones o parto prematuro. Giachetto explicó en conferencia de prensa este jueves algunos datos sobre mortalidad infantil en Uruguay y analizó las lecturas que se hacen de esos indicadores, destacados positivamente por organismos multilaterales y en comparación con otros países de América y del mundo.

 
Primero que nada aclaró que la mortalidad infantil es desde ya “un indicador demográfico negativo”, que está muy relacionado con las condiciones de vida, sociales y económicas, de la población, además de las cuestiones generales de salud. 

El director del Programa de la Salud de la Niñez, que es parte del Ministerio de Salud Pública (MSP), explicó que esa aclaración se refiere a los fallecimientos de niños y niñas menores de un año sobre el total de nacidos vivos. Agregó que ese indicador tiene dos componentes: el neonatal, vinculado a las muertes que ocurren en los primeros 28 días de vida, y el postneonatal, que ocurre entre los 28 días de vida y el año.  
Luego de estas precisiones, el funcionario indicó que en Uruguay se observa una tendencia a la baja de la mortalidad infantil a lo largo de todo el período de los últimos 20 años, en los dos componentes apuntados. Lo que sucede, aclaró, es que cuando se mira año a año y se los compara puede ocurrir que un indicador baje una vez y en la otra aumente. El año pasado fallecieron 8,8 niños uruguayos por cada 1.000 nacidos vivos, en un total de 48.645 partos.
El componente neonatal supera siempre al postneonatal, teniendo en cuenta que ese es el comportamiento que se espera cuando la mortalidad se empieza a abatir. Giachetto informó que la mortalidad infantil se ubicaba en 1993 en 20,2 por cada 1.000 niñas y niños nacidos vivos y en 2002 bajó hasta 13,7, lo cual refleja una importante reducción si se tiene en cuenta que en 2013 fue de 8,8.

“Si uno hace la proyección de estas cifras a lo largo de los años la mortalidad viene descendiendo”, insistió. También explicó que en los últimos diez años la proporción de reducción de la mortalidad infantil es muy acelerada, independientemente de que en ese último lapso las cifras sean muy similares. 
Sostuvo, por otra parte, que se debe hacer una lectura sobre las causas de la mortalidad infantil, vinculadas sobre todo a las malformaciones congénitas, anomalías cromosómicas por un lado y con afecciones generadas con los trastornos perinatales y la prematurez por otro, todas causas importantes que se vienen observando en el último período y que se ubican en el terreno de las cuestiones duras para hacer descender.

“El tema de las malformaciones congénitas exige un abordaje integral que tiene que ver fundamentalmente con la prevención y la promoción, de las cuales algunos aspectos ya se están instrumentando, pero que se deben fortalecer más”, explicó. El MSP impulsa acciones a través del programa de atención integral a los niños con defectos congénitos y enfermedades raras, apuntó.

En cuanto a las afecciones perinatales y al parto prematuro, hay un terreno de prevención con múltiples factores que tienen que ver con este componente y que no atañe solo a los servicios de salud. “En eso hay que trabajar articuladamente, como se viene haciendo para tener los mejores resultados”, destacó Giachetto ante la consulta de la Secretaría de Comunicación. 
Pensando en cómo bajar aún más estos indicadores, el jerarca observó que, por un lado se debe seguir trabajando en la atención integral a los defectos congénitos (promoción, prevención, diagnóstico oportuno y tratamiento) y, por otro, hay que tratar de fortalecer todo lo vinculado a la atención integral del embarazo y cuidados del parto. 

Explicó que algunos departamentos con indicadores muy altos de mortalidad infantil lo redujeron notoriamente en los últimos años. Artigas es uno de los casos de mayor relieve. Dijo que, si bien no se está conforme, el resultado que se viene dando es alentador. 
Por otra parte, Giachetto precisó que Uruguay está bien posicionado en la región en cuanto a este indicador, dado que está entre los países que lograron descender la mortalidad infantil por debajo de los dos dígitos y se mantiene. 
Uruguay es el tercer país de América Latina con más baja mortalidad infantil, remarcó.

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