Aquellos tiempos: EL TEATRO

Referencias a 1852 y 1862 – Las manifestaciones teatrales en Villa San Fructuoso o Tacuarembó aparecen a la historia cuando habían transcurrido 20 años de la fundación de la villa, y estrechamente unido a la actividad musical. En noviembre de 1852 el Presidente de la República Sr. Francisco Giró visita la villa y en su honor se representaron “Vifredo el velloso”, “El novio en manga de camisa” y “Clotilde”. El director, Sr. Arguelles y demás componentes se desempeñaron excelentemente según la crónica. Retomando una frase expuesta, ella expresa respecto de ornamentación y luminosidad: “El adorno y lucimiento del teatro nos ha sorprendido y en cuanto al alumbrado no hemos notado tampoco los eclipses que suele tener lugar en el de la capital”.

Por lo que podemos apreciar este conjunto teatral estaba muy “en onda” pues el cronista acompañante del Sr. Presidente expresa que hacía poco una de estas representaciones se había realizado en el teatro de la capital. Desconocemos donde se halla ubicado ese edificio que servía de teatro, pues no poseemos en este caso más que la referencia expuesta por Ramón González en su “Historia de Tacuarembó”. Lo mismo expresamos respecto del grupo de teatro que integraba Carlos Escayola en su juventud allá por el año 1862.

Carta del Jefe Político Carlos Escayola a sus comisarios – Llegado el mes de julio de 1884 nos encontramos con una carta que dirigiera el Sr. Jefe Político don Carlos Escayola a los Comisarios de su dependencia, solicitando su concurso para la construcción de un teatro en la villa. He aquí la transcripción:

San Fructuoso, julio 4 de 1884.

Sr. Comisario.

Como es de pública notoriedad, hace algún tiempo que el que firma se preocupa de arbitrar los recursos necesarios para legal al, Departamento una mejora urgentemente reclamada: la construcción de un teatro en esta villa.

He creído siempre que el deber de las autoridades es propender por los medios a su alcance, al adelanto del Departamento que administran y que todo lo que en ese sentido se iniciara, encontraría el más decidido concurso por parte del vecindario.

Consecuente con esta idea, me dirigí a muchos hacendados y propietarios, haciéndole conocer la mejora proyectada, para lo que era indispensable el concurso del pueblo.

El resultado obtenido ha sido satisfactorio, contándose ya con un número regular de acciones, colocadas entre personas de respetabilidad.

Aparte de esto el que firma tiene especial interés en que sus subalternos coadyuven también la realización del pensamiento iniciado, para demostrar así que los empleados policiales, sin distinción ninguna no son refractarios a las ideas de progreso.

En ese sentido, invito a Ud. a tomar una acción del teatro proyectado, cuyo valor de cien pesos, le será descontado a Ud. por entregas de quince pesos por cada presupuesto que se abone por la Jefatura.

Esperando su pronta contestación, lo saluda su jefe y amigo.

C. Escayola

Los gitanos – Lo siguiente no corresponde precisamente al tema de teatro y compañía artísticas circenses, pero encuadra dentro del marco musical y espectáculos tradiciones populares de ascendencia europea muy comunes en el lejano continente con su derivación al suelo americano. Nuestro objeto es presentar los acontecimientos relacionados con la música en Villa San Fructuoso de la forma más fiel a la realidad histórica, pues quiéramos o no, ello influirá lógicamente en un desarrollo de la música nacional aunque sea, en principio, solamente presentar en nuestra población nacional la práctica “musical” a distinto nivel social. Veamos lo que se dice de los gitanos.

“Los bohemios. El sábado, una turba de mugrientos a quienes se hadado en llamarles gitanos, recorrieron como es costumbre hacerlo en esta villa las calles de la población, haciendo bailar los osos, mediante el pago de algunos vintenes que exigían como retribución de aquella diversión.

Las mujeres de aquellos vagabundos, también hicieron su entrada triunfal, llevando un caballo de tiro, arriba del cual y a semejanza de maletas, iban tres o cuatro criaturas, sujetadas por cadenas que les impedía ejercitar ninguna clase de movimientos. Las caras. Las caras y ropas de padres e hijos, representaban una vista tan desagradable, que no era nada edificante el espectáculo que daban a las familias. (“El Comercio”, miércoles 1º de agosto de 1888).

Extraído de: “Tacuarembó, música y teatro hasta 1891” de Fermiano Ramón Cardozo.

Sé el primero en comentar

Deja una respuesta

Tu dirección de correo no será publicada.


*