POR EL AFRICA / Por Juan Manuel Luque

África; metáfora del misterio, continente enorme y contradictorio, tan famoso como desconocido. Con tanto de matinée de cine de pueblo como de realidades ignotas. Hay algo que se despierta en el viajero, y no pasa por los lugares comunes de safaris y animales. Sino por esos caminos rojos polvorientos donde se marcan huellas en el corazón del que está abierto a la experiencia.

El África no es para todos, no se da fácil, no se viaja fácil, no se conoce fácil. Es acaso una mujer morena que abre sus senos para cobijar al que se deja visitar por ella, el que se deja abrazar por ella. El que se abre a su ser.
A diferencia de otras geografías, compuesta por países, el África se presenta como un todo. Es acaso un deseo confuso, una lámpara a frotar, llena de secretos, que queda guardado en lo profundo del que la visita, y sólo esa persona la siente en su profundidad. Acaso como un amor pasado. No acepta hendijas indiscretas, sino que exige un compromiso abierto. Como pocos lugares, es un proceso interno en el viajero. Y es un viaje que no termina nunca.

Desiertos, sabanas, pueblos perdidos, manadas de ñus, cebras, cráteres de volcanes, playas semidesiertas, montañas de postales, esperas, trenes, polvo, sonrisas gigantes, situaciones surrealistas, inexplicables, conciertos de grillos nocturnos, y un abanico indescriptible de avatares por los que pasar, que nos llenan de imágenes que recordamos para siempre. Que atesoramos para siempre, – también, acaso, como un amor pasado –
La propuesta, entonces, está arriba de la mesa, entrarle al misterio interno, el nuestro y el del África, empezar a jugar con las emociones, las suyas y las nuestras.

Con las herramientas conocidas, transportes locales, mucho caminar, mucho contacto con la gente local, una mochila liviana, un rumbo más o menos delineado y a respetar en lo posible, con gusto por las sorpresas y lo inesperado. Un viaje de Toque y Toque. Entonces, no te arregles el pelo, y vamos a por esa metáfora del misterio que todos creen conocer y tantos imaginan, pero que casi nadie ha visto realmente. Como el amor verdadero….

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  • Publicado en revista TACUAREMBÓ 2000 (2014)

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