EL IMPACTO DE UNA PANDEMIA / Por Dr. José Gómez Lagos

¿Qué necesita el país y el mundo? ¿Cómo será el futuro?

Más allá de la trascendencia que los pueblos o gobiernos asignan  a la actual pandemia, resulta innegable que se expande imparable  y mantiene en vilo al mundo. Hay conductas y opiniones para todos los gustos. Desde teorías conspirativas, ocultamientos, negaciones, escepticismos, pragmatismos, pero con la incertidumbre como dueña de la escena.

Abundan las referencias a la falta de precedentes geográficamente tan extendidos (aunque pandemia por definición implica una enfermedad que se extiende largamente y la fiebre española recorrió el globo), a la cantidad de bajas (en el medioevo superó los veinte millones, la fiebre española los cincuenta millones).

El extraordinario progreso científico acumulado, permite precauciones e investigaciones aceleradas, con respuestas tanto mediatas como inmediatas. Mientras se reiteran las recomendaciones preventivas tradicionales (mascarillas, medidas de higiene, aireación, distanciamiento, aislamiento), algunos defienden el aislamiento total, que para otros debe ser limitado e importantes mandatarios consideran innecesario.

En el ámbito de la economía también existen discrepancias, mientras los requerimientos aumentan sin cesar y las tensiones crecen. Tales alternativas se reiteran en el ámbito laboral, social, de la educación.

La economía nacional y mundial viene siendo severamente dañada, con consecuencias sociales y comunitarias de trascendencia. Si para combatir la enfermedad resulta prioritario el aislamiento, para la economía resulta ruinoso, con graves consecuencias en la producción, el desempleo, ingresos, cadena de pagos, comercio interno y externo. Los pueblos necesitan trabajar, alimentarse, disponer de servicios públicos, tener medios de vida. De alguna manera, sigilosamente reaparece el debate entre lo técnico y lo político.

Mientras el enfoque técnico tiene necesariamente un carácter parcial, el político se  caracteriza por una visión general, que debe considerar un abanico de posibilidades para decidir con asesoramiento técnico el menor daño posible y la solución más efectiva para el interés general. Enfoque político, que temporalmente debe habilitar de la mejor forma el combate a la enfermedad, simultáneamente sostener la economía, fortalecer las instituciones y proyectar la etapa posterior en los distintos sectores.

¿Cuándo comienza el post coronavirus? debe asumirse que se trata de un  proceso, que algunos creen haber comenzado, mientras otros presienten y muchos lo ven lejano. No existe ni existirá un día “D”, dependerá de cada circunstancia y situación. Cada nación procura lidiar con la urgencia, sin tiempo para esperar una cooperación que puede llegar tarde o nunca. La OMS está cuestionada por aspectos sanitarios y políticos.

En un mundo de incesante avance relativista, donde nada está del todo bien ni mal, sin grandes principios rectores, necesitado de líderes capaces de orientar en medio de la tormenta, en un tiempo de cambios permanentes y vertiginosos, riñe la razón, la rebelión o falta de colaboración infundada.

Parece imprescindible la cooperación nacional e internacional y graves decisiones políticas, con mejores perspectivas si dependen de líderes de buena formación humanista, dotados de temple y visión. Nada nuevo, como siempre, dilemas del difícil arte de gobernar.

¿Qué necesita el país y el mundo? Que la actual pandemia se supere rápidamente, con eficaz prevención del contagio y el menor número de víctimas. Como parte de las acciones depende de regimenes y gobiernos diferentes, difícilmente coincidan. Mientras se acusa a China de ocultamiento de información, Estados Unidos se alarma tardíamente y su Presidente, con el mandatario brasileño,  exhorta a rechazar el aislamiento. Sin grandes recursos, por diferentes caminos, Paraguay y Uruguay lideran eficazmente el combate sanitario en nuestro subcontinente.

¿Cómo será el futuro? Para algunos un mundo transformado hasta los cimientos, con una nueva correlación de fuerzas a nivel mundial. ¿Surgirán novedosos sistemas económicos y regimenes políticos? ¿La salida requiere cooperación global imprescindible? ¿Transcurre silencioso el ensayo preparatorio de un nuevo orden mundial? ¿Escaramuza de tanteo para una eventual guerra bacteriológica? ¿Se prepara la tentativa de un futuro gobierno mundial? ¿Emergerá un mundo asombrosamente tecnologizado? ¿Finalmente las baterías apuntan contra la libertad y los derechos humanos?

Cómo decía Machado “todo es cuestión de medida, un poco más, algo menos”. Parecería razonable y previsible, esperar una inmediata recesión global, aparatos productivos erosionados, inversiones insuficientes, aumento del endeudamiento, pérdida de recursos humanos, disminución del consumo, relevante avance tecnológico, aumento del desempleo y la pobreza, probable rebrote del proteccionismo.

Cuánto más largo sea el retraimiento, más larga será la recuperación. El recelo entre las potencias, la actual guerra comercial, las tensiones geopolíticas que han derrumbado como nunca el precio del petróleo, sacudirán gobiernos y regímenes en un planeta extenuado.

La generación de anticuerpos y la vacuna, probablemente aporten de manera decisiva a la superación de la actual situación sanitaria. Desafíos nuevos, para una nueva era que comienza a avizorar la colonización interplanetaria. La realidad y la ficción se acercan.

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