MÁS DE 50 AÑOS / Por Esteban Valenti

MONTEVIDEO (Uypress/Esteban Valenti) – El martes 20  se realizó la marcha número 30 por Verdad y Justicia y por los Desaparecidos. Ya no se puede medir ni comparar, son las más grandes de la historia del Uruguay. Y crecen. Hace algunos años, yo miraba esos casi 200 rostros en los carteles y tenían la edad y la apariencia de mis hijos, ayer se parecían a mis nietos. Y el golpe en el recuerdo, en el alma, en la bronca te golpea, ante cada grito de «Presente». Nos anima a que sigamos allí tantos uruguayos y en otras partes del Uruguay reclamando por ellos.

Soy ateo, no puedo pensar que sentirán ellos, tan lejos, tan hondo, pero si puedo imaginar lo que sentimos, sus familiares, sus compañeros, sus amigos que participan de esa muestra de recuerdo y dolor colectivo y de reclamo incansable. No es un consuelo, porque no existe, pero es un apoyo, un nuevo impulso. Quedan muchos por encontrar.

Puedo imaginarme los miserables que son los autores de sus muertes y sus desapariciones, los encarcelados, los procesados (115), los que están en sus domicilios y los que siguen libres, destilando complicidad y horror.

En estos días previos, como suceden esas cosas miserables, escuché y asistí a una ofensiva en varios medios de prensa y en actores políticos y militares un empuje para acallar esas voces, para reducirlas a un relato parcial, frente a la reivindicación de su propio relato. Incluso con actos de violencia.

En otro plano diferente, escuché y leí atentamente el discurso del Comandante en Jefe del Ejército Nacional en el acto del 214º. Aniversario de su creación. El General de Ejército Mario Stevenazzi.

Hizo un muy necesario reconocimiento a la labor que cumplen los soldados uruguayos en sus misiones de paz, muy difíciles por cierto en el Congo y los altos del Golán. Ante la comunidad internacional las tropas uruguayas son reconocidas por su profesionalidad, su capacidad de relacionarse con las poblaciones y sus resultados y podemos y debemos llamarlos como verdaderos Soldados. Y a partir de allí formuló una pregunta «¿qué es un Soldado?»

Durante muchos años, los Soldados uruguayos – escrito así con mayúscula – se jugaron la vida en el exterior y aportaron esfuerzos dentro del país en diversas tareas institucionales, como las elecciones, los desastres naturales….»un Soldado es alguien que decidió dedicar su vida a defender a su Patria, un Soldado es alguien que sin importar cuales sean sus problemas personales, se preocupa por los demás, es alguien, UNA PERSONA, que sin poder concurrir al primer día de clase de sus hijos, sin importar si hace frío o calor, sin saber a qué hora regresará y si podrá hacerlo o el Servicio se lo impedirá, se calza su uniforme, se despide de su familia y se va a cumplir con sus tareas, primero debe entrenar para asegurar que su capacidad operativa se mantenga vigente, luego la guardia, quizás le toque seguridad en cárceles o patrulla de frontera y cuando finalmente puede tener tiempo para su familia, para sus amigos, para su vida, el país lo llama porque hay inundaciones, incendios o sequías o se necesita pintar una escuela y ahí está nuevamente.

Por eso cuando alguien Pregunte, ¿qué es un Soldado?, se deberá responder con respeto que un Soldado es Patria, es solidaridad, es empatía, es valor, es libertad, compromiso y desarrollo, y cuando alguien piensa en ellos para asignarles tareas para solucionar problemas diferentes a sus misiones, deberá tener claro que es una persona que tiene los mismos derechos que cualquier ciudadano de este país, NO es alguien ocioso que tiene mucho tiempo libre y al cual hay que encomendarle tareas nuevas para que sea útil, eso es un gravísimo error que solo atenta contra su prestigio, contra su vida personal y contra la historia del propio Ejército Nacional»  Hasta aquí y a pesar de que sé que hay compatriotas y compañeros míos que piensan diferente, yo coincido con el planteo del general Stevenazzi.

Lo que me pone en alerta es cuando afirma que «Tenemos claro que existen estrategias de control de las narrativas y lamentablemente nos hemos acostumbrados a creer en las  ´perspectivas construidas´ y estas tienen la subjetividad de quien los haga y peor aún, muchas veces, la mayoría de ellas, se preparan para buscar una ventaja personal o colectiva».

Hay demasiados contenidos confusos en esta afirmación sobre «perspectivas construidas», da lugar a muchas preguntas y dudas a ese nivel institucional y militar.

¿Se refiere a que la conducta de muchos integrantes del Ejército y de las Fueras Armadas durante la dictadura fue absolutamente repudiables, miserables y merecen la condena de toda la población y de los verdaderos «Soldados»?

¿Qué el reclamo de que los familiares conozcan el paradero de los restos de sus seres queridos asesinados y ocultados durante la dictadura es un derecho de todos y una obligación de los que callan?

¿A qué se refiere cuando afirma «que tenemos claro que existen estrategias de control de las narrativas». Es cierto en este país durante muchos años se construyó y defendió, en particular desde los grandes medios de comunicación y ciertos sectores políticos una narrativa falsa, cortada, cobarde que desconocía el horror del sufrimiento generado por funcionarios uniformados y pagos por el estado uruguayo contra miles y miles de sus compatriotas y a favor de un proyecto económico y social totalmente regresivo? En esos tiempos esos personajes ostentaban uniformes, pero yo no los llamo Soldados.

No me gusta mascullar dudas, dolores y resignarme, las cosas creo que hay que decirlas de frente, incluso al Comandante en Jefe del Ejército. Para eso es la democracia.

  • UyPress – Agencia Uruguaya de Noticias

 

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