ABEL SORIA. La humorada de la muerte (*) / Por Hamid Hazabay

El canto payadoril atravesó distintas etapas hasta su consagración total con la Gran Cruzada Gaucha (1955). Herederos de aquella fueron los que mantuvieron ese arte activo, al que se sumaron nuevos exponentes. Abel Soria es uno de los otrora integrantes de la Cruzada. Nexo, a su vez, con las generaciones posteriores en el arte del payador. Sin embargo, la labor de Soria no se ha limitado al arte de la improvisación. Más bien este ha quedando relegado por el versificador de “compuestos humorísticos”: aspecto por el que se lo conoce como excelente decimista. En ese terreno profundizó en el estudio de la versificación con rigor académico, lo que ha volcado en charlas, conferencias y cursos. No obstante, debemos destacar otra veta olvidada en él: el poeta y cantor solista de temas no humorísticos; donde se percibe un compositor de canciones de sobrados méritos

Elio Abel Soria Gil, nació el 26 de enero de 1937 en Los Cerrillos (Dpto. de Canelones). Hijo de campesinos, colaboró con tareas de la chacra hasta la juventud. Tomo clases de guitarra y solfeo con el profesor Humberto Calvetti. También tocaba el acordeón en reuniones zonales. Más tarde, en San José, estudió guitarra con Alberto Ulián. Admirador y confeso influenciado por Evaristo Barrios, tomó por vocación la poesía y la payada. Su primer enfrentamiento de contrapunto, a medidos de los ’50, fue junto a un aficionado de aquella zona canaria de nombre Alfredo Panella.

En 1956 publicó su primer libro: “Primeros vuelos”, en coautoría con el poeta coterráneo suyo Gerardo Molina. Se radicó ese año en la ciudad de San José, donde vivió hasta la actualidad. Allí, además de trabajar como radio operador, locutor, informativista y enfermero, comenzó a proyectarse como payador. Tras ganar un concurso en la emisora local (CW 41) pasó a integrar la Cruzada Gaucha, siendo su miembro más joven. En esta su debut fue enfrentando al consagrado Carlos Molina, en el Teatro Cosmópolis del Cerro, en Montevideo. En el ’57 publicó el primer libro en solitario, “Reflejos del alma”. A la actualidad cuenta con más de veintiséis títulos poéticos (varios con múltiples reediciones), algunos en coautoría con el mencionado Gerardo Molina, con Wenceslao Varela, Julio Gallego o Julio Durante García.

Continuó con una proficua actividad como payador y humorista, llevando su arte a Argentina, Brasil y Australia. Hizo dupla muchas veces, en actuaciones y discográficamente, con Julio Gallego (José Ernesto Chichet Barrios, 1927-2002), que fue su mayor intérprete en la rama humorística y el que más páginas le grabó. En 1970 grabó su primer LP, “Abel Soria interpreta a Abel Soria” (Mallarini, 30.055), y en el ’72 “Concierto galponero” (Clave, CLP 1052), ambos acompañados en guitarras por Edison y Roberto González y por Walter Martínez en el guitarrón. Inició así una discografía que supera la veintena de títulos para los mencionados sellos Mallarini y Clave, y para Sondor y Manchester.

De la misma destacamos los títulos: “Canciones de risa adentro” de 1980 (Sondor, 44.132; reeditado en el 2000), “El mundo de la picardía criolla”, con Julio Gallego, de 1982 (Sondor, 44.288; reeditado en el 2000) y “Tanga que me hiciste mal” de 1987 (Manchester, 70.063). En 1975 fue galardonado con el Charrúa de Oro en el Festival de Durazno. Obtuvo otros premios como el “Palenque de Oro” de Tala y la “Pluma de Oro” en Minas.

Además de las actividades juglarescas, dibuja y pinta. Expuso obras en diversas salas. En ese ámbito, es un continuador de otro admirado suyo, el argentino Florencio Molina Campos. En 1994 el MEC publicó en Durazno su “Cursillo de versificación”, que fuera dictado en la Casa de la Cultura de esa ciudad. En el 2010 la editorial Planeta editó un volumen antológico con sus poemas, “El humor es cosa Soria”, y en 2012, la misma editorial, “Prohibido sonreír sin permiso”.

Durante la última década se había dedicado –sin dejar sus actividades anteriores– a la docencia de la versificación y la importancia del humor en la música popular. Además ofició de maestro de ceremonia en innumerables eventos, muchas veces como vehículo para homenajear a anteriores cultores del canto oriental; esta actividad la realizaba junto a su compañera. Recientemente se publicó otro libro, “Sin fruncir el seño. Un brindis para desear salud” (Planeta).

Falleció en la madrugada del domingo 4 de setiembre en San José, a causa de un infarto.

Su labor como autor de canciones, decíamos que fue prolífica. Han grabado sus temas en Uruguay: el mencionado Julio Gallego, Anselmo Grau, Santiago Chalar, Nora Galán, Omar Romano, Sergio Barone, Juan José de Mello, Cacho Labandera, Grupo Vocal Universo, Dúo Señero, Cantares 4, Carlos Paravís, Los Orilleros, Daniel Guerra, Gustavo Guichón, Gregorio Barragán, Víctor Amaral, Carlos Malo, Ricardo Olivera (recitador), José Luis Vizconde, etcétera. En Argentina: José Larralde, Óscar del Cerro, Jorge Danilo Vega, El Gaucho Bataráz, entre otros.

(*) Este texto tuvo su primera versión en el libro «CANTO POPULAR: HISTORIA Y REFERENTES» (2013), con el título “Abel Soria, humor en serio”. Esta es una versión corregida y actualizada con motivo del reciente fallecimiento del juglar.

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