Una vez más Ghiggia se escapó por la punta… / Por Luis Angel Inthamoussu

El 16 de Julio de 1950, fue un domingo frío y gris en Piedra Sola, la celeste jugaba la final del Campeonato del Mundo con el local Brasil en el grandioso Maracaná de Río de Janeiro, con 200.000 personas en las tribunas. En Santa Margarita, junto a la radio RCA Víctor, (la del logo del perrito sentado sobre sus patas traseras frente a una bocina de gramófono), alimentada por la electricidad que proporcionaban las “baterías” a las que cargaba un molino de viento, estaba toda la familia reunida, incluyendo al abuelo Pedro; todos pendientes del relato de Carlos Solé, azuzando el oído, porque por aquellos tiempos el alcance de las radios de Montevideo en la zona, era limitado, y además se trataba de una trasmisión desde el Brasil.

Siempre digo que este es el primer recuerdo que tengo de lo que ha sido una de las pasiones más grandes de mi vida: el fútbol, estaba próximo a cumplir 7 años. ¡Lograr lo máximo desde el primer recuerdo¡.

Hace un tiempo, comentando el triunfo de Maracaná con mi hermana Margara, ella me decía, que sus recuerdos no llegaban al 16 de Julio de 1950 (tenía 4 años), pero se “enteró” de la gesta en la Capilla de Piedra Sola, no sabe cuanto tiempo después, un domingo en la Misa. Delante suyo se encontraba Marcina – la señora de Juvencio Netto- con un pañuelo cubriendo su cabeza, como “mandaban” las reglas de los ritos, y se denominaban “mantillas”, y aquel pañuelo tenía una inscripción que “rezaba”: Uruguay, Campeón del Mundo.!!!

Como hace 65 años exactamente, el 16 de julio, el Ñato se le escapó a Bigode, amagó el pase al medio “p’al Cotorra Míguez” y clavó la guinda como un puñal en la tristeza eterna de Barboza y se fue buscando el abrazo de todos los compañeros gritándoles:

“Déjenla ahí que está bien”

Foto: Aquel niño del 50, hoy peinando canas, hace un año lo pudo detener para que le concediera este instante irrepetible.

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