Sociólogo De Armas: “Generalizar la educación terciaria es un objetivo del siglo XXI”

A nivel de infancia, ¿Uruguay está bien posicionado?

– Diría que sí, históricamente. No solo en relación a la infancia, sino también en otras áreas. En la mayor parte de los indicadores que miden el desarrollo de un país, Uruguay aparece bien clasificado. Por ejemplo: Uruguay tiene la tasa de mortalidad infantil más baja de América Latina junto a Cuba, Costa Rica y Chile. A mitad del siglo pasado Uruguay tenía una tasa de analfabetismo de un dígito, al igual que Argentina, y eran absolutamente excepcionales en la región. Uruguay tiene los niveles más bajos de pobreza en la infancia en toda América Latina. Al mismo tiempo es un país de paradojas, porque tiene algunos indicadores muy preocupantes.

¿Cuáles?

– Uruguay tiene la mayor brecha de inequidad entre niños y adultos, entendiendo por “niños” a personas menores de 18 años. Tiene un nivel de pobreza entre niños y adolescentes de 18,3%, según datos de 2015 del INE y entre los adultos es de 6,6%. Es casi tres veces más en los niños que en los adultos. Yen los adultos mayores, a partir de 65 años, es un 24% o un poco menos incluso. Esa brecha es la más extrema de todos los países de la región. Brasil se aproxima un poco a esto. Uruguay es un país que tiene muy concentrada la pobreza en la infancia.

¿Eso tiene mucha historia?

– Si, desde fines de los años 80 Uruguay se caracterizó siempre por la concentración de la pobreza en las generaciones más jóvenes. Esto en parte obedece a que la pobreza en los adultos mayores descendió muy significativamente en los años 90. Uruguay tenía niveles de pobreza en los adultos mayores cercano al 30% y la redujo muy fuertemente con la reforma constitucional de 1990 que indexó las jubilaciones. Solamente aumentó durante la última crisis, entre 2002 y 2004, como producto de la pérdida de valor real de los salarios. Pero al mismo tiempo que Uruguay redujo fuertemente la pobreza en los adultos mayores, no logró reducir la pobreza en la infancia al mismo tiempo.

¿Por qué?

Porque el sistema de seguridad social a las familias con niños que Uruguay tiene – si bien se han fortalecido en los últimos años con el Plan de Equidad de 2008 – quizás aún no son lo suficientemente potente como para reducir más significativamente la pobreza. Esto sin duda tiene que ver con las características de estos hogares, son familias donde los adultos perceptores de ingresos tienen un capital educativo relativamente bajo y acceden a puestos laborales no muy calificados sin los ingresos necesarios como para superar el nivel de pobreza. Si bien Uruguay redujo muy significativamente la pobreza en la infancia en los últimos 10 años, para ponerlo en cifras, en el año 2004 más del 60% de los niños y adolescentes vivía en hogares ubicados bajo la línea de pobreza. El dato del 2015 es de 18,3%. Es una reducción muy fuerte, pero igual se mantiene esa brecha de inequidad.

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“Hoy en día a nadie se le ocurriría pensar que la educación que la educación básica culmina en la educación primaria o media básica. Hoy 12 o 14 años de escolarización, es el equivalente a lo que en las décadas del 50 era la educación primaria. Por eso es que un joven que no logre completar los 12 años de escolarización no accede al nivel básico de educación como para incorporarse al mercado laboral, y tampoco para un ejercicio activo de la ciudadanía. Rompe la vista la baja tasa de egreso de la educación media general”.

¿Ves que se trabaja en políticas para llegar a estos logros?

– Creo que sí y creo que hay que reconocer tendencias de largo plazo. Hay mitos con respecto al pasado de la educación en Uruguay. Es frecuente escuchar: “Cuando yo iba al liceo, iba el hijo del trabajador, el hijo del portero…” Te pudo haber pasado, pero no era lo normal estadísticamente. La educación media se empezó a convertir en una educación de masas recién en la década del 60, que es cuando ingresan las clases medias. En 1908 Uruguay tenía aproximadamente 1000 estudiantes en la educación media, en una población de un millón de habitantes. Hoy tiene 300.000 estudiantes en la educación media, en una población de 3.5 millones. La población aumentó por 3.5 y el alumnado aumentó por trescientos. O sea, la educación media en la época de José Batlle y Ordoñez era una educación de élite. Sobre la educación media basta ver la evolución de la matrícula a lo largo de todo el siglo XX y recién en las décadas del 40, 50 y 60 se empieza a expandir. Otra cifra que demuestra cómo el sistema educativo uruguayo ha tenido una evolución muy fuerte: en los años 80 había más o menos unos 30.000 alumnos en toda la educación terciaria uruguaya, hoy hay 150.000 mil estudiantes. En 33 años se multiplicó la matrícula terciaria por cinco, cuando la población pasó de 2,8 millones a 3,5 millones de habitantes. Uruguay vivió una revolución de la educación terciaria que pasó inadvertida para el debate público.

¿Y por qué existe la percepción de que la educación es un desastre?

– Esto mostrando el lado luminoso de la luna. Uruguay tiene tasas de cobertura en educación inicial que son las más altas de América Latina, y similar al porcentaje de los países del OCDE. Estoy hablando solo de cobertura. Hay algunas tendencias positivas en los últimos 30 años, que se pueden ver, fundamentalmente, en el nivel de educación inicial, primaria y terciaria. Pero Uruguay tiene tasas de culminación de la educación media que son bajas para el nivel de desarrollo del país, lo cual nos lleva a pensar que no dependen de factores socioeconómicos sino que son estrictamente educativos. No está peor que hace 20 años. Está mejor, pero apenas un poco mejor. En cifras: de cada 100 niños en edad de acceder, el primer año de educación, el 99,5% accede. Se llegó a esto en la década de los 80 o sea que el sueño de Varela se cumplió 100 años después. Universalizar el egreso en la finalización de la educación primaria a la sociedad uruguaya le llevó un siglo. De esos 99,5% que acceden a la educación primaria, prácticamente todos van a terminarla. De ese 97% que termina la educación primaria, aproximadamente el 71% va a terminar la educación media básica, es decir, un tercio no logran culminar la educación media básica.

Estamos hablando de tercer año de liceo.

– Exactamente. Tercer año de educación media básica, secundaria o técnico profesional. Y algo que no deberíamos perder de vista es que la sociedad uruguaya consideró que ese nivel educativo debía ser obligatorio hace medio siglo, en la constitución de 1967. La educación media superior, que es obligatoria desde la ley de educación de 2008, la va a culminar aproximadamente un 42%. Es decir, de los 100 iniciales, 99 terminan primaria, 70 terminan media básica y 42 terminan el doceavo grado. Creo que se puede mostrar fácilmente que Uruguay deja de progresar a una buena tasa en educación a partir de la década de 1970. Hasta la década de 1960 cada generación era más educada que la de sus padres. Eso lentamente comienza a desacelerarse. Si uno mira la película de los últimos 15 años, ve una inflexión, efectivamente, y si uno considera de qué edades está hablando – no estamos hablando de niños del 2000, sino de niños de comienzos de la década de 1980 – y si miramos esos datos de manera fría y objetiva, probablemente encontremos que el punto de quiebre, lento pero quiebre al fin, comienza con las generaciones que se incorporan al sistema educativo a partir de los años 90.

¿Por qué esto es importante en términos de política educativa?

– Porque es a partir de la década de 1990 que lentamente ingresa a la agenda de debate de las políticas educativas el imperativo de universalizar el acceso, y la permanencia y el egreso de la educación media superior. Recién allí. Y además, porque creo que recién ahora la sociedad está internalizando la obligatoriedad de la educación media como ciclo educativo, como piso básico elemental para incorporarse al mercado laboral. Alguna vez decía un técnico y sociólogo chileno que había ocupado posiciones de gobierno en la educación durante alguna de las administraciones de la Concertación, que este era el techo para el desarrollo de su país, y efectivamente es así, porque un país con las características de Uruguay no puede dar un salto al desarrollo si no logra ya no universalizar la educación media, que ese es un objetivo del siglo XX, sino generalizar la educación terciaria, que es un objetivo del siglo XXI. El gran desafío de Uruguay, si quisiera estar en la conversación del desarrollo, es generalizar la educación terciaria, y obviamente para eso tiene que universalizar el egreso de la educación media.

– Fragmento de la entrevista, en Semanario Voces, al sociólogo Gustavo de Armas.

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